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Romeritos: unos quelites navideños



Los aromas, colores y sabores son de temporada, y cada mes tenemos variedades exquisitas que deleitan nuestros sentidos a través de climas, alimentos, o platillos. Diciembre es uno de los meses que presentan muchos olores, desde lo dulce hasta lo salado. Te aseguro que, justo ahoraㅡmientras lees este textoㅡ, estás imaginando todas las cosas que puedes oler, ver y saborear en esta temporada. Y, espero, hayas pensado en la dulzura salada de los romeritos. 

 

Como mexicanas y mexicanos tenemos el placer de disfrutar este tipo de platillos dos veces al año (o más, todo depende el gusto): en cuaresma y en invierno. Aprovechemos la ocasión para conocer a los romeritos, pero sobre todo, para comprender como uno de nuestros alimentos tradicionales coexiste en armonía con el medio ambiente. 

 

Debes saber que son quelites, ¡así como lo leíste! Sucede que es una familia numerosa de hierbas tiernas comestibles y una de esas tantas especies es la Suaeda torreyana o Suaeda nigra, mejor conocida como romerito. 

 

En la época prehispánica, dichas hierbas eran consideradas como uno de los alimentos más valorados por sus aportes nutricionales, ya que los romeritos son una fuente de vitaminas (A y C) y minerales (como el hierro o el potasio), además son ricos en calcio, fibra y folatos, lo cual mejora la digestión y, a la par, favorece los sistemas nervioso e inmunológico.

 

Quién diría que detrás de unos arbustos pequeños (de entre 60 y 100 centímetros de altura), encontraríamos unas ramas con hojas verdes carnosas, de flores pequeñas y frutos secos que aportan grandes beneficios a nuestro organismo y medio ambiente, puesto que ayudan a fijar los minerales al suelo y favorecen la filtración de agua, lo que genera producciones agrícolas saludables. 

 

Podemos comenzar a saborearlos durante las temporadas de lluvias, pues es cuando comienzan a nacer en los suelos alcalinos salinos, en partes pantanosas y en algunos cultivos de maíz, chile, calabaza u hortalizas, o en huertos familiares. Por si no tenías idea, muchos de estos cultivos crecen de forma espontánea y sin el cuidado humano, peroㅡhágase un énfasis en este ‘pero’ㅡeso no quiere decir que no se cultive con fines comerciales, hacia allá vamos.

 

Tan sólo en las alcaldías de Tláhuac y Xochimilco hay grandes producciones agrícolas de romeritos gracias a que son suelos pantanosos, alcalinos y salinos que favorecen el crecimiento de los romeritos, tan sólo uno de los pueblos que mayor producción realizan año con año es el de San Andrés Mixquic, ya que habitantes de estas zonas de la ciudad han dedicado su vida al campo, especialmente a este tipo de cultivos por su valor cultural, gastronómico y vitamínico. 

 

De acuerdo con informes de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr), de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, para este 2021 se cultivaron 80 hectáreas de romeritos tan sólo para la época de cuaresma. ¡Toda una carga de sabor!, ¿no te parece? Además, la Corenadr apoya el fomento de la producción y comercialización de 4 mil 620 toneladas de esta planta nativa de México.

 

Incluso, para que las producciones de quelites conserven la calidad de los cultivos y los suelos en donde crecen, la Comisión apoya a los productores de Tláhuac y Xochimilco con jornales, materiales, semillas y capacitación para mejorar sus producciones, con el fin de hacer perdurar este cultivo sustentable y muy tradicional.

 

Si nuestros antepasados vieran la diversidad gastronómica que aún hoy nos ofrecen  los quelites, y en especial los romeritos, estarían orgullosos del legado que nos dejaron. La mezcla de culturas ha enriquecido los sabores de la cocina mexicana y una muestra de ello, ¡son los romeritos! ¿Ya puedes olerlos? Romeritos frescos, recién cosechados que son acompañados de mole, nopales y uno que otro camarón. 

 

En esta época decembrina, ¡preparemos unos romeritos sustentables! ¿Cómo hacerlos? Bien fácil, sigue la siguiente receta:

 

  • si te es posible, cultiva tus propios romeritos;

  • si no, adquiérelos en los lugares de producción más cercanos a tu hogar. Así favoreces la economía local y al medio ambiente. Al realizar menos traslados desde donde se producen a donde se consumen, la huella de carbono es menor);

  • procura que todos los ingredientes para tu preparación hayan sido cosechados o elaborados de forma responsable y amigable con el medio ambiente;

  • luego de prepararlos, no tires los desechos orgánicos, échalos a tu composta;

  • utiliza platos y cubiertos reutilizables a la hora de servir.

 

Cuidemos de nuestras raíces porque así, también cuidamos del medio ambiente y de los suelos productivos de nuestra ciudad.

 

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