Conoce a ...

Conoce a ...

Bosques, cuevas, barrancas y hasta nuestros propias casas son hogar de distintos seres vivos. En ‘Conoce a’ exploraremos la forma de vida de estos organismos con los que compartimos banquetas, árboles, lagos y distintos sitios en la Ciudad de México. Conoceremos sus hábitos, interacciones y la manera en que podemos ayudar en su cuidado.



 

tulipanes

 

 

 

Ojitos en las bardas que vigilan la ciudad, las lagartijas de collar



Ya nos conocemos, seguramente me has visto tomando el sol en la barda de tu casa, entre las piedras volcánicas o trepando un árbol; soy la “lagartija espinosa de collar” (Sceloporus torquatus), pertenezco a la familias de antiguos reptiles y llevamos mucho tiempo habitando el territorio de la Ciudad de México, así como Puebla, Hidalgo, Guanajuato, Jalisco y Michoacán. En todo el mundo, existimos alrededor de 4,000 especies de lagartijas; algunos estudios identifican a mi tatarabuela, la lagartija más antigua, que existió hace 240 millones de años, eso es en la Era Mesozoica o también llamada “edad de los reptiles” en dónde tuvieron su apogeo esos grandes animales conocidos como dinosaurios. 

 

Dentro del mundo de las lagartijas, soy de tamaño mediano y de cuerpo robusto, mido entre 18 a 20 centímetros. Todo mi cuerpo está cubierto de pequeñas escamas de una sustancia que se llama queratina, la cual está presente en muchos animales, ya sea en forma de piel, cabello, uñas, espinas y hasta en los cuernos. Mi espalda es color verde-grisáceo con manchas claras en forma de triángulo; en mi cuello hay un collar más oscuro con margen de color claro.  

 

Puedo vivir hasta 12 años y en época de reproducción tengo de 3 hasta 12 crías o pequeños bebés lagartijos. La manera en que nacemos es muy singular, pues aunque la mayoría de otras especies de lagartijas nacen de un huevo, 80% de todas las especies (Güizado Rodriguez & Casas Andreu, 2013), nosotras, las lagartijas de collar, somos de las pocas especies que nacemos directamente de nuestra madre (Chapala Lago Vivo, 2022).  

 

Habito en zonas templadas sin mucha vegetación o lugares rocosos. Mi alimentación es muy amplia, ya que soy omnívora, eso quiere decir que no me hago de la boca chiquita y como de todo: insectos, escarabajos, arañas, cochinillas, lombrices de tierra, flores y frutos pequeños, (Chapala Lago Vivo, 2022); y claro, que también soy un exquisito manjar para escorpiones, águilas y halcones, así como de otras aves y lagartijas más grandes. 

 

Para sobrevivir ante ataques o en momentos críticos, desprendo y abandono parte de mi colita para confundir a mis enemigos; de esa manera puedo salir huyendo y solo pierdo la cola, no la vida. Mi colita eventualmente volverá a crecer, aunque de menor tamaño y es muy importante para mí, ya que además de ayudarme a salvar mi vida, me sirve como almacén de grasa para tiempos de hambruna y para avanzar más rápido cuando me desplazo. (Güizado Rodríguez & Casas Andreu, 2013). Este mecanismo de perder la cola, los científicos le llaman “autonomía caudal” y es una habilidad de la familia, ya que primos de otras especies de lagartijas e incluso otros reptiles como los geko y las iguanas, hacen lo mismo. (Grupo de biología alicantina, 2017)

 

Ahh, y aunque no te genere mucha sorpresa, debo decir que me encanta tomar baños de sol, pero te cuento el porqué de este hábito. Resulta que mi organismo no genera ni retiene  calor, por eso se dice que los reptiles somos de sangre fría, o ectotermos; entonces, para tener una temperatura adecuada y aumentar mi metabolismo, tomo deliciosos baños de sol diariamente. (2021, Lagartija, pequeños seres fascinantes).

 

Pero así, como que solo me veas bronceándome, pues no, soy mucho más que eso… La verdad es que tengo un trabajo que resulta muy benéfico para el ambiente, ya que las lagartijas de collar somos excelentes depredadoras de insectos y ayudamos a regular sus poblaciones para que no se conviertan en plagas. Afortunadamente, mi especie no se encuentra amenazada o en peligro de extinción, somos muchas lagartijas aún, sin embargo, cuando no se ven lagartijas en un territorio, es una mala señal y se debe considerar evaluar la salud ambiental de dicha zona. (Chapala Lago Vivo, 2022); Esto significa que ver lagartijas en espacios naturales es una buena señal ambiental.

 

Ahora que ya me conoces un poco más y que sabes que cuando me ves en la barda de tu casa, no es porque te espíe, sólo me estoy asoleando y anuncio que ese lugar tiene buena salud ambiental, te invito a respetarnos, a cuidar de todas las lagartijas que te encuentres en tu andar. Valora los beneficios que generamos al ecosistema chilang@ de nuestra ciudad. 




2014, Flores-Villela & García-Vázquez. Biodiversidad de reptiles en México. Revista Mexicana de Biodiversidad, volumen 85, número 51. Páginas: 467- 475. México. Consultado en: 

https://www.elsevier.es/es-revista-revista-mexicana-biodiversidad-91-articulo-biodiversidad-reptiles-mexico-S1870345314707249 

 

  1. Lagartija espinosa de collar en Chapala Lago Vivo. 

https://lagodechapala.org/lagartija-espinosa-de-collar/#:~:text=Alimentaci%C3%B3n%3A%20Es%20omn%C3%ADvora%2C%20come%20principalmente,cochinillas%20y%20lombrices%20de%20tierra.

 

  1. Lagartija, pequeños seres fascinantes. En Ladera Sur. Consultado en: 

https://laderasur.com/articulo/lagartijas-pequenos-seres-fascinantes/#:~:text=Las%20lagartijas%2C%20que%20son%20reptiles,de%2010%20a%C3%B1os%20de%20vida.

 

  1. Güizado Rodriguez & Casas Andreu. Cola de látigo - Revista Ciencia. Consultado en: https://www.revistaciencia.amc.edu.mx/images/revista/64_3/PDF/Lagartijas.pdf

 

  1. Lagartija de collar común, consultado en: 

https://landpotential.org/wp-content/uploads/2021/10/Spanish_Eastern-Collared-Lizard.pdf 

 

  1. Grupo de biología alicantina. Autonomía Caudal, una estrategia extrema.  Consultado en:  https://grubial.blogspot.com/2017/04/autotomia-caudal-una-estrategia-extrema.html



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