Suelos sin plástico, suelos que dan vida

14 Diciembre 2020 Separación de residuos 1195
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El suelo es un sistema vivo. ¿Te imaginas cómo cambiaría tu vida si el suelo se satura de plástico? Realmente puede cambiar de muchas formas porque en él, animales, plantas, personas y otros organismos encuentran sustento pues contienen nutrientes de los que todos nos alimentamos. Este hecho convierte al suelo en el sostén de la agricultura y la economía de las naciones. Sobre él pueden llevarse a cabo diversas actividades recreativas, como andar en bicicleta o jugar fútbol, así como diversos actos escénicos y culturales

¿Cómo es el suelo del lugar dónde vives? Si no es de asfalto, al suelo que miras― en parques cercanos a tu casa, al que está en las montañas, pedregales, humedales, en los sitios donde siembran los alimentos que consumes y en las zonas rurales―le ha costado miles de años para formarse. 

Y aunque casi no le prestamos atención, a menos que nuestra cara termine impactada en él, debes saber que el suelo presta diversos servicios ambientales: es hábitat de organismos y plantas  que producen oxígeno; captura carbono y dióxido de carbono, así se obtiene una mejor calidad del aire; absorbe una parte importante de radiación solar  manteniendo  temperaturas bajas; al contrario del asfalto y el concreto que abundan en las ciudades que han contribuido a las elevadas temperaturas que alcanza el ambiente de la ciudad.

Los suelos también juegan un papel importante en la regulación del ciclo hidrológico y en la recarga de acuíferos, pues filtra, amortigua y capta ciertos contaminantes que llegan a través del aire, agua o vía terrestre, y les impide llegar a los cuerpos de agua subterránea, como el acuífero de la zona metropolitana de la Ciudad de México, del cual obtenemos el 41% del agua que consumimos quienes vivimos en esta entidad.

¿A pesar de su importancia, la salud del suelo se ve amenazada de diversas formas. Una de ellas está íntimamente relacionada con los plásticos y el uso que les damos.

Tan solo mira con atención el suelo de tu calle, del parque de tu colonia, o de cualquier otro sitio. Seguro encontrarás en él cualquier residuo plástico, grande o pequeño pero ahí está. Parece que estamos siendo invadidos por los plásticos y esto se debe a que una tercera parte de los residuos que generamos diariamente en la ciudad, son eso: plásticos y muchos de ellos no son depositados en un bote, sino que terminan en calles, coladeras, parques, alcantarillas, luego llegan hasta los ríos e incluso al mar. 

La mayoría de los platos, vasos, cubiertos, globos y otros artículos plásticos están hechos a base de petróleo. Muchos de estos artículos que se produjeron desde hace 50 años, cuando  inició su comercialización, hasta la fecha, se encuentran todavía en algún lugar de nuestro planeta y, mientras se desintegran, lo está contaminando.

En su desintegración los plásticos liberan sustancias tóxicas, gases de efecto invernadero y otros compuestos contaminantes. Lo más preocupante es saber que los plásticos mal desechados pueden terminar en nuestro propio cuerpo. 

 

Sí, leíste bien, pedazos muy pequeños de artículos plásticos de un solo uso terminan dentro de nosotros, porque cuando se degradan en el mar, en un bosque u otro sitio natural, se fragmentan en pequeños trozos llamados microplásticos que por su pequeñísimo tamaño, menor a los 5 milímetros, llegan a los suelos por acción de arrastre del agua o el viento y son consumidos o absorbidos por el sistema de animales y plantas de los que nosotros nos alimentamos, todo ello dentro de nuestra cadena alimenticia. 

 

La suma de todos los plásticos presentes en nuestros alimentos es equivalente a: ¡una tarjeta de crédito a la semana! ¿Y sabes qué es lo peor?, los científicos aún no han logrado determinar cuáles serán los impactos en la salud humana por consumir plástico, pero seguro alimentarnos de un material procedente del petróleo no debe ser muy saludable.

 

Cada vez que usas vasos, platos, cucharas o desechables, aportas a la contaminación por plásticos que está poniendo en riesgo la base de nuestra alimentación y, a su vez, nuestra salud y la de otros seres vivos. 

El Gobierno de la Ciudad de México está consciente de esto y es por ello que este año prohibió la comercialización, distribución y entrega de bolsas plásticas de un solo uso, además, a partir del 1 de enero del 2021 también prohibirá los plásticos desechables como platos, cubiertos, vasos y sus tapas, charolas, globos y sus varillas, cápsulas de café, aplicadores de tampones, popotes, palitos mezcladores e hisopos que sean hechos total o parcialmente de plástico. 

Para finales de este año, la SEDEMA ha puesto en marcha la campaña “Ciudad Sustentable, Adiós Desechables” que involucra a consumidores y comerciantes en todas la alcaldías de la ciudad con la prohibición. 

Esta medida nos conviene a todos, por eso lo más recomendable es cumplir la ley y sacar de nuestras vidas a los plásticos desechables, dejar a un lado el mal hábito de consumir o desechar al por mayor, es mejor  usar materiales reutilizables. 

Echa a andar tu creatividad y encuentra alternativas. Sostengamos a quien nos sostiene; los suelos y al medio ambiente, para que sigan nutriendo la  vida de todos y todas.

 

 Production of methane and ethylene from plastic in the environment. Revista PLOS ONE https://doi.org/10.1371/journal.pone.0200574

2 National Geographic. El plástico es una amenaza para la salud de los humanos.

https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/es-plastico-amenaza-para-nuestra-salud_12739/2

3  Un análisis sobre la ingestión humana de plásticos presentes en la naturaleza. https://www.wwf.es/informate/actualidad/?50940/Consumimos-el-equivalente-a-una-tarjeta-de-credito-cada-semana#:~:text=Un%20reciente%20estudio%20se%C3%B1ala%20que,de%20una%20tarjeta%20de%20cr%C3%A9dito.

 

 

Más información

Si quieres resolver dudas acerca de la prohibición, todos los jueves habrán ventanas de información virtual para atender dudas y colaboraciones ciudadanas. Aquí la información:

Link para webinar matutino JUEVES 11:00 am, en plataforma Zoom

ID de reunión: 837 7572 7814
Código de acceso: 462124

Link para webinar vespertino JUEVES 18:00 a 19:00 pm, en plataforma Zoom

 

ID de reunión: 862 1157 3959
Código de acceso: 320090

 

Trucos y Saberes para transformar nuestra basura en algo Útil Una experiencia de participación ciudadana

09 Diciembre 2020 Separación de residuos 959
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¿Te ha pasado que estás frente a los botes de basura y no sabes cómo separar o dónde depositar exactamente los residuos que traes en la mano? Tu mente da vueltas, no sabes qué tipo de plástico es, ¿será reciclable o no reciclable?  Y ahora, ¿quién podrá orientarte? 

Detengámonos a pensar un poco más, ¿quiénes son las personas con la mayor experiencia para el manejo de los residuos en esta ciudad? Si pensaste en las y los trabajadores de limpia, estás en lo correcto. Y es que, a pesar de la pandemia, ellos ahí están; recorren y limpian todos los días nuestra ciudad y, sin embargo, a veces parecen invisibles. Comienzan su jornada de trabajo a las 5 de la mañana y van recolectando en sus carritos o en los camiones nuestros residuos: casa por casa, esquina por esquina.

“Trucos y Saberes para aprovechar mejor tus residuos” es el nombre de un Programa de la SEDEMA para orientar a los habitantes de la Ciudad de México sobre la adecuada separación, manejo y aprovechamiento de los residuos domésticos. Las y los trabajadores de limpia, convertidos en orientadores ambientales informan, al dar a conocer sus “trucos y saberes” para que los residuos no se conviertan en basura y sean aprovechados como materia prima o como composta de nuestras plantas; así entre todas y todos mejoramos nuestro medio ambiente. 

Los orientadores ambientales de “Trucos y Saberes” son 60 hombres y mujeres que, como personal informal de las áreas de limpia en las alcaldías Alvaro Obregón, Azcapotzalco e Iztapalapa, decidieron sumarse, de agosto a octubre de 2020, a esta labor de orientar ambientalmente a todos los vecinos y ciudadanía en general a los que entregan sus residuos domésticos. Entre todos ellos brindaron más de 27 mil pláticas, alrededor de 40 charlas cada orientador por día. Todo esto a cambio de recibir un modesto apoyo de empleo temporal (otorgado por la STyFE), mejorar sus condiciones de recolección (al mejorar la separación) y de cumplir con su anhelo de ver los residuos limpios y separados. 

Los temas de orientación ambiental sobre los residuos fueron divididos en 9 semanas, durante las cuales los trabajadores orientaron sobre la correcta separación de cada uno de los tipos de residuos: orgánicos, inorgánicos reciclables, inorgánicos no reciclables, residuos electrónicos, residuos peligrosos e incluso, sobre manejar mejor los residuos domésticos de pacientes Covid, todo esto lo hicieron apoyados por diversos materiales educativos y de difusión como  mantas, infografías, volantes, imanes y estampas.

“Después de tres meses de orientar a mis vecinos la mayor magia y el mejor truco, (nos cuenta una voluntaria de Trucos y Saberes) fue conocer mejor a los vecinos; que supieran que tengo nombre y llevo más de 12 años trabajando en la misma calle. También me gustó recibir su aprecio y colaboración con sus botes de residuos separados; incluso comenzaron a avisar cuándo llevan cosas peligrosas como vidrios o solventes. Todo esto vale la pena, lo mejor fue que empezaran a hacer composta con los residuos orgánicos y con ello las jardineras del parque ahora lucen más bonitas”. 

Este programa de la SEDEMA probó este año que, aun bajo condiciones adversas, es posible transformar la cultura ambiental en algunas zonas de nuestra Ciudad y que el personal de limpia es capaz de orientar ambientalmente, al mismo tiempo que creamos lazos y comunidad mediante sus trucos y saberes. 27 000 orientaciones fueron impartidas en tres meses por estos hombres y mujeres, héroes de la calle. Un proyecto piloto digno de ser ampliado para toda la capital.

 

Modificado por última vez en Miércoles, 18 Enero 2023 19:19

El impacto de la urbe en el medio ambiente

09 Noviembre 2020 Contaminación 3158
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¿De qué manera construimos y adecuamos nuestra ciudad, barrio y casa a las necesidades de la población tomando en cuenta al medio ambiente? Algunas acciones son, por ejemplo, los puentes que se construyen para cruzar una barranca, cavar pozos para obtener agua y desagües para evitar inundaciones; también las modificaciones en los reglamentos de  construcción, permite que nuestras casa y edificios resistan sismos o fenómenos climáticos.

Podemos y quizá debamos preguntarnos, ¿de qué manera las decisiones que tomamos en nuestras ciudades afectan al medio ambiente? La modificación de grandes avenidas para darle preferencia a un transporte masivo y mucho más eficiente, como el Metrobús en nuestra ciudad que genera menos tránsito vehicular y disminuye la contaminación. Construir ciclopistas para disminuir los desplazamientos en auto, mantener parques, sembrar jardines con plantas apropiadas para polinizadores, así como rehabilitar ríos y canales, multiplica los beneficios ambientales y fomenta, además, un cambio en los hábitos de la población. Todo ello nos hace más sanos y, al vincularnos con el cuidado del medio ambiente, genera la posibilidad de tener mayor conciencia ambiental. 

Otras decisiones que afectan directamente nuestro entorno en términos ambientales y urbanos, tienen que ver con la generación y manejo de los residuos. Es necesario que la población separe sus residuos y minimice el consumo de determinados productos por toda la contaminación y gasto de energía que ello conlleva.

También están, por ejemplo, las leyes y normas en materia de prohibición de plásticos de un sólo uso, la reglamentación de productos compostables, fomentar el uso de envases diseñados para reutilizarse múltiples veces, así como promover la reparación de herramientas y dispositivos como son las computadoras, teléfonos, televisores, videojuegos, en vez de reemplazarlos por aparatos nuevos. Todas ellas son decisiones que involucran nuestra vida cotidiana y que están basadas en una visión y una política para generar menos basura; con ello hacemos más habitables nuestros barrios y nuestras casas. Todo esto, por supuesto, disminuye el impacto al medio ambiente de todos los habitantes de la ciudad.

Tu también puedes mejorar la ciudad al nivel de tu casa, colonia o barrio. Organízate con tu familia o vecinos para sembrar jardines polinizadores, cosechar agua de lluvia en tu edificio o cambiar el concreto por grava, pues permite la filtración del agua pluvial y la recarga de los acuíferos. Además, ve de compras con tu propia bolsa de tela y carga con tu termo para evitar vasos desechables cuando compres un café. 


 

Lo que consumes y desechas, también es naturaleza

03 Noviembre 2020 Consumo responsable 1329
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Todo lo que te rodea es naturaleza, no te miento. Y por más raro que suene, debes saber que para producir cualquier cosa, ya sea la ropa que traes puesta, la silla donde estás sentada (o) mientras lees esto, la computadora o celular desde donde encontraste esta publicación, las paredes que te rodean, la ventana desde donde entra la luz a tu habitación, fue necesario extraer de la naturaleza recursos como metales y minerales, combustibles fósiles, materiales de construcción, árboles, fibras y otros recursos que fueron procesados hasta tener todas las características que los hacen funcionar para satisfacer nuestras necesidades.

A nivel mundial, las personas consumimos alrededor de 100 mil millones de toneladas de esos materiales en un sólo año1. Cada vez que se extrae de la naturaleza estos recursos, se utiliza una gran cantidad de agua y energía; agua que deja de estar disponible para consumo de los seres vivos y energía que se convierte en emisiones de gases contaminantes.

Los materiales fabricados con base en estos recursos son modificados para hacerlos duraderos y que no se desintegran fácilmente. El problema es que cuando no son aprovechados adecuadamente, al final de su vida útil se convierten en desechos que a la naturaleza le cuesta mucho trabajo digerir  para incorporarlos a su ciclo natural. 

Cada persona en el mundo usamos en promedio más de 13 toneladas de materiales en un año1, a través de los bienes y servicios que adquirimos. Aunque el consumo siempre es mayor para los habitantes de países desarrollados, en contraste con los países en desarrollo, como México, entre todos estamos usando al año los recursos que a la Tierra le toma 1,5 años producir. Es decir, cada año, la naturaleza no puede recuperar la mitad de lo que le quitamos. 

Consumir y desechar es un mal hábito que hemos practicado por siglos. Esto ha generado que en el mundo existan ya 5 grandes islas de basura en los océanos, cuyo principal componente son los plásticos de un solo uso, esos utensilios plásticos que nos venden como “desechables” y que son diseñados para usarse una sola vez antes de irse a la basura. 

¿Has notado cuántos desechables usas y tiras a la basura a diario? En nuestra ciudad generamos alrededor de 13 mil toneladas de residuos al día, de los cuales 1 de cada 3 de los residuos generados son plásticos de un solo uso que, por lo general, tardarán más de 100 años en degradarse y que, durante ese mismo tiempo, contaminarán nuestro ambiente día a día1. Además, en su lentísimo proceso de desintegración emiten gases de efecto invernadero que calientan la atmósfera, colaborando con ello al cambio climático el cual trae graves consecuencias como eventos meteorológicos extremos, hambrunas, extinción de especies y la amenaza de que desaparezcan ecosistemas como arrecifes de coral, selvas tropicales o ríos2

Otra consecuencia de que hayan tantos residuos plásticos en el mundo y en nuestra ciudad es que en una de sus fases del proceso de degradación, se transforman en microplásticos que, por su tamaño, pueden ser inhalados cuando se volatilizan; también son consumidos por fauna silvestre y por los humanos a través de nuestros alimentos. De hecho, se estima que las personas comemos lo equivalente en plástico que contiene una tarjeta de crédito en una semana3 y aunque no se conocen aún las consecuencias de ingerir estos materiales, seguro no es saludable consumir plásticos pues son derivados del petróleo.

Las cifras de consumo son muy altas. Por todos lados somos bombardeados una y otra vez por anuncios que nos seducen a comprar productos que prometen un sinfín de beneficios y aseguran facilitarnos la vida de cualquier forma. Parece inevitable dejar de comprar todo aquello que nos ofrece comodidades y satisfacción, pero, ¿qué de todo lo que consumimos realmente necesitamos? 

Al consumir lo innecesario aportamos a esta sobre explotación de materiales. Consumir por consumir, por vivir cómodamente sin mirar de dónde viene todo aquello que usamos y desechamos está dañando nuestro ambiente. Para reducir el impacto deberíamos bajar drásticamente el uso de combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables, así como disminuir el consumo de agua.

Cada vez que salgas de compras pregúntate “¿realmente lo necesito?”. Da preferencia a los artículos cuya vida útil es más larga para que puedas sacarle provecho a tu inversión. Genera el cambio, deja de consumir lo que no necesitas, ¡piénsalo! Si lo hacemos todos, el deterioro ambiental y sus efectos disminuirían en gran medida. Recuerda que lo que consumes y desechas es naturaleza.



1 The Guardian Journal. World’s consumption of materials hits record 100bn tonnes a year. 
www.theguardian.com/environment/2020/jan/22/worlds-consumption-of-materials-hits-record-
100bn-tonnes-a-year?CMP=Share_AndroidApp_WhatsApp Fecha de consulta 9 de octubre, 2020.

2  La humanidad agota hoy los recursos que la Tierra produce en todo un año
www.lavanguardia.com/natural/20170802/43270260867/humanidad-agota-recursos-un-ano-tierra.html
3 WWF. Consumimos el equivalente a una tarjeta de crédito cada semana. 2019.
www.wwf.es/informate/actualidad/?50940/Consumimos-el-equivalente-a-
una-tarjeta-de-credito-cada-semana Fecha de consulta 9 de octubre, 2020.







 

Termina tu plato y protege el ambiente

12 Octubre 2020 Consumo responsable 786
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¿Alguna vez te has preguntado cuántos alimentos se desperdician en tu hogar? Pon atención o haz memoria de cuántas veces tú o alguien de tu familia han encontrado en el refrigerador, alacena o en cualquier lugar oculto de casa algún alimento putrefacto o con la caducidad vencida. Piensa, también, ¿cuántas veces han dejado su plato a medio comer y las sobras acaban en la basura? Aunque haya ocurrido pocas ocasiones, ambas situaciones expresan problemas sociales y ambientales que traspasan fronteras.

Se estima que una tercera parte de los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o se desperdician. ¿Te imaginas cuánto puede ser tal cantidad? Esto es 1.300 millones de toneladas anuales, suficientes para alimentar a 3.000 millones de personas1. Esta “fuga de alimentos” se puede dar durante la producción, transporte o refrigeración de los mismos, durante su utilización como ingredientes en platillos o  como residuos de alimentos consumidos parcialmente.

Tan solo en México, cada año se desperdician en promedio 28 millones de toneladas de alimentos2. Para producirlos se utilizó la cantidad de agua equivalente a lo que consumimos todos los habitantes del país en un año. ¿Te das cuenta? Desperdiciar alimentos también implica un desperdicio considerable de agua. Además, en los procesos de producción, transporte, refrigeración y manejo de esa cantidad de alimentos, se emitieron gases  equivalentes a los que emiten 14 millones de vehículos en un año, los cuales afectan la calidad del aire y contribuyen  al calentamiento global. 

En un año cada mexicana (o) desperdicia cerca de 250 kg de comida3, y si en nuestra ciudad somos 9 millones de personas, al hacer cuentas resulta que desperdiciamos alrededor de 2 millones 250 mil toneladas, esto es solo una cifra tentativa. Sin embargo, a pesar de que se desconoce la cifra exacta, en la ciudad se están realizando acciones para disminuir el desperdicio y aumentar su aprovechamiento. Por un lado, a través de los bancos de alimentos nacionales, liderados por organizaciones de la sociedad civil, donde se recupera toda la comida que desechan hoteles, restaurantes y supermercados, pero que aún es comestible4. Luego son distribuidos a los sectores poblacionales con bajos recursos para combatir así el hambre y atender el Objetivo 12 del Desarrollo Sostenible: “Hambre Cero”.

Otra forma de aprovechar toda la energía, agua y nutrientes de estos alimentos es a través del compostaje, porque así se reincorporan a la tierra los nutrientes de residuos vegetales y pueden obtenerse de ella nuevos alimentos. En este ciclo no hay residuos, es decir, es un ciclo Basura Cero.

Existen también iniciativas ciudadanas internacionales para reducir el desperdicio de comida y promover la solidaridad, como es el caso de la App Olio, originaria del Reino Unido, y que está disponible en nuestra ciudad desde el año pasado. Su objetivo es poner en contacto a personas que tengan alimentos que no comerán con otros que los requieran y que los obtengan regalados. Por ejemplo, si ya no ocuparás dos jitomates, publicas su foto en Olio y la persona que los necesite se contacta contigo a través de la app, acuerdan un punto de entrega y listo. 

Un compromiso con el ambiente y con las personas nos obliga a prestar atención a nuestro consumo y desecho de alimentos. Revisa tu refrigerador cada semana y pon a la vista los alimentos más viejos, para evitar olvidarlos y que se echen a perder. Comparte con vecinos, familiares, amigos o con personas en situación de calle si ya no los vas a consumir (también puedes publicarlos en Olio o en otras aplicaciones parecidas). 
Cuando vayas de compras, no le hagas el feo a la fruta o verdura con imperfecciones. Aunque no sean “bonitos” esos alimentos tienen el mismo valor nutrimental que los demás, y se les invirtió igual cantidad de trabajo, energía y agua. Evita que terminen en la basura porque nadie los quiso comprar. 

Sobre todo, recuerda que nuestros alimentos son naturaleza, por eso “termina tu plato” y ayuda a cuidar el medio ambiente.
 

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