Hongos chilangos, los frutos de la lluvia también crecen en nuestra ciudad

26 Agosto 2024 Salud y medio ambiente 73
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Los hongos silvestres establecen asociaciones mutualistas llamadas micorrizas, con cerca del 95% de la vegetación de los ecosistemas conformando así una interacción que beneficia a ambas partes: los hongos reciben carbohidratos de la planta y la planta, a cambio,Los hongos silvestres forman parte de los organismos que habitan ecosistemas como bosques, barrancas y jardines en general, cumplen con una importante actividad ambiental y son clave en su funcionamiento al degradar materia orgánica. La temporada de lluvias en la Ciudad de México, además de agua y tardes nubladas también nos regala plantas,  quelites, áreas verdes y muchos hongos… sí, leíste bien, también crecen hongos en nuestra ciudad. ¿Quieres conocer más acerca del reino de los hongos chilangos?

 

Las lluvias caen en nuestra ciudad de junio a noviembre (CONAGUA 2024). Nos brindan servicios ambientales como la regulación de la temperatura, la mejora en la calidad del aire, la recarga de los cuerpos de agua que abastecen a nuestra ciudad y por supuesto, el florecimiento y revegetación de jardines, bosques, parques y áreas verdes. Esta temporada es notorio ver como el color verde se intensifica, se incrementa la densidad de plantas silvestres y, aunque no lo creas, también aparecen una gran variedad de hongos. 

 

Aunque crecen en la tierra, los hongos no son plantas sino integrantes del Reino Fungi; los hay microscópicos, imperceptibles a la mirada, y también aquellos que sí podemos ver a simple vista o macromicetos. Su forma es muy bien conocida, seguramente recuerdas algunos con forma de champiñón, casa de pitufo o en forma de lámina, como las setas; aunque en realidad sus formas y texturas son muy diversas: algunos son similares a una esponja, bombón, los hay translúcidos como el cristal o viscosos como una gelatina.  

 

Los hongos son muy importantes para los ecosistemas. Son un eslabón necesario para cerrar y reiniciar los ciclos de vida terrestre porque son los principales degradadores de materia orgánica (animales muertos, hojarasca, ramas, troncos, etc.), un fenómeno esencial que motiva el ciclo de nutrientes en el suelo, permitiendo que pueda existir los bosques y vegetación, así como los organismos que los habitan. 

 

En los suelos de conservación de la Ciudad de México, así como en sus bosques, jardines y parques, existen las condiciones climáticas que permiten el crecimiento natural de estos organismos, como en el Parque Nacional del Ajusco, los Dinamos, el Parque Ejidal Totolapan, Topilejo, Desierto de los Leones y también en bosques urbanos como Chapultepec, Tlalpan y San Juan de Aragón.  

 

Recibe nutrientes como nitrógeno y fósforo que el hongo obtiene del suelo (CONABIO, 2023)

 

Otro beneficio que ofrece la presencia de los hongos es que conforman una red subterránea que conecta los árboles a larga distancia permitiéndoles compartir nutrientes entre ellos y comunicarse a través del intercambio químico de información; por ejemplo, si un árbol se enferma éste puede advertirles a los demás árboles, con ayuda de los hongos, a fin de que puedan producir a tiempo algún tipo de defensa contra el patógeno en cuestión.

 

Los pueblos originarios poseen un gran conocimiento sobre los hongos y pueden identificar los comestibles, con propiedades medicinales y los tóxicos. Los hongos como alimento representan la cultura de estos pueblos que, desde la época prehispánica, eran consumidos como alimento. 

 

El Códice Florentino, escrito por Fray Bernardino de Sahagún, recopila datos de varios hongos comestibles de aquella época. Además, estos “frutos de la tierra” han sido símbolos poderosos de varios conceptos espirituales y culturales, y se han encontrado plasmados en diferentes figurillas de adoración a dioses mexicas, mayas, incas y zapotecas. Se les asocia simbólicamente con los conceptos de regeneración y renovación por su capacidad para crecer en lugares oscuros y descomponer la materia. 

 

No perdamos de vista que los hongos son otra forma de vida y su conservación está determinada por una combinación de la estructura del bosque y las condiciones ambientales. Son organismos altamente susceptibles a modificaciones de su hábitat, es por ello que la perturbación o fragmentación del bosque puede ocasionar tanto la disminución de sus poblaciones como la pérdida de especies. 

 

Necesitamos tomar conciencia de que un bosque no solo se compone de árboles, sino que son ecosistemas vivos con diversidad de hongos, plantas y animales que en conjunto mantienen el equilibrio natural de estos bosques, que nos brindan una inmensidad de servicios ambientales. 

 

Existen comunidades de parques y ejidos, dentro y fuera de la Ciudad de México, dónde los pobladores hacen recorridos guiados por sus bosques para que puedas apreciar las especies locales. También existen muchos libros y lecturas relacionados con este fantástico reino fungi. Maravíllate con la diversidad de formas, tamaños y especies de #hongoschilangos que trae la temporada de lluvias.



Bibliografía

 

  1. El Financiero: La temporada de lluvias en CDMX se acerca y la Conagua se prepara con este plan operativo. México. Consultado en: https://mvsnoticias.com/nacional/cdmx/2024/5/16/la-temporada-de-lluvias-en-cdmx-se-acerca-la-conagua-se-prepara-con-este-plan-operativo-639592.html

 

  1. Conabio: Los hongos no son sólo una cara bonita. Nota en Boletín Biodiversitas # 152, México. Consultado en: https://bioteca.biodiversidad.gob.mx/janium/Documentos/15246.pdf

2019. Montoya, Nava-Gutiérrez & Kong. La venta de hongos silvestres comestibles en Arqueología Mexicana, número especial 87. Consultando en:  

https://arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-venta-de-hongos-silvestres-comestibles

 

  1. Pérez Silva, E, Hongos de zonas urbanas: Ciudad de México y Estado de México.  Scientia fungorum, Instituto de Ecología AC. México. Consultado en: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2594-13212018000100057

 

  1. Lara-Vazquez, Romero Contreras y Burrola Aguila: Conocimiento tradicional sobre los hongos silvestres en la comunidad otomí de San Pedro Arriba; Temoya, Estado de México. en Agricultura, sociedad y desarrollo vol.10 no.3 Texcoco. Consultado en: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-54722013000300003

 

  1. Gastón Guzmán. El uso tradicional de los hongos: pasado y presente. Revista de Etnobiología No. 9, Veracruz, México.

 

1995. Reygadas, F. Zamora, M. & Cifuentes, R. Conocimiento sobre los hongos silvestres comestibles en las comunidades de Ajusco y Topilejo, D.F. Consultado en: https://www.scientiafungorum.org.mx/index.php/micologia/article/view/831 





Guardianes silenciosos

12 Agosto 2024 Separación de residuos 1221
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En cuarentena, millones de personas estuvimos dentro de casa para detener la propagación del coronavirus. Sin embargo, hubo muchas personas que se siguieron moviendo para evitar mayores problemas. Y no, no estamos hablando de los médicos y su heroica labor, nos referimos a guardianes silenciosos, pocas veces vistos, pero sin los cuales no podríamos vivir sanos ni tranquilos en nuestra ciudad. ¿Sabes de quién hablamos?

En nuestra ciudad, más de 13 mil trabajadores de limpia1: barrenderos y barrenderas, operadores de camiones recolectores, voluntarios y voluntarias, recolectan todos los días los residuos que los ciudadanos les entregamos. ¿Te imaginas qué pasaría con los residuos que generamos si tan solo un día nos faltaran estas personas y su valiosa labor?

A diario, un(a) solo(a) barrendero(a) recolecta 2 571 toneladas de residuos, lo equivalente al peso de 1 714 coches; y en un año recorre lo equivalente a 146 vueltas al planeta. ¿No te parece admirable?

La labor de estos guardianes silenciosos no es fácil. Barrenderos(as), operadores de recolección y voluntarios(as), recorren todos los días las calles de la ciudad y recolectan las 12 404 toneladas de residuos que generamos a diario en la Ciudad de México. Ellos entran en contacto con los desechos que entregamos, abren las bolsas para verificar que los residuos estén separados correctamente y, cuando no lo están, los separan; dentro de su maniobra, esperan no cortarse, intoxicarse o algo peor, porque muchas veces los residuos no están bien separados desde las casas y nadie les advierte cuando hay algún desecho que pueda poner en riesgo su salud o hasta su vida.

A partir de la pandemia se ha sumado el riesgo de contagio, pese a todos los peligros cotidianos por estar en contacto con los residuos. Ante esta situación, las/os trabajadores de limpia toman precauciones para protegerse, pero nosotros desde nuestras casas, escuelas o lugares de trabajo, también podemos hacer algo para cuidar de su salud. No hay mejor manera de agradecerles lo que hacen por nosotras/os.

Lo que podemos hacer para ayudar a salvaguardar la salud de las y los trabajadores de limpia es muy sencillo, ¡separar bien nuestros residuos! Piensalo un poco, si entregamos nuestros residuos reciclables separados se agiliza la entrega en los camiones recolectores, facilita la tarea del personal y evita que entren en contacto con los residuos, lo que reduce riesgos de salud de las y los trabajadores del sector de limpia.

Desde el 8 de julio del 2017 entró en vigor la norma de separación2 que nos dice que es responsabilidad del generador separar los residuos en 4 categorías: orgánicos, inorgánicos reciclables, inorgánicos no reciclables y de manejo especial por lo que es una obligación de todos y todas. 

Durante la pandemia, realizar la 3a separación de forma correcta podría marcar la diferencia en la disminución de riesgo de contagio del personal de limpia. ¿Lo recuerdas? 

“Sigue estos sencillos pasos para facilitar el manejo de estos residuos:

 

 

  • Coloca en una bolsa todos los residuos que tuvieron algún contacto con nariz y boca, tales como los cubrebocas, pañuelos desechables, servilletas, chicles, colillas de cigarro, cepillos dentales y guantes. 
  • Si aún tienes en casa tu “bolsa de bolsas”, aprovéchalas y úsalas como contenedor de estos residuos. 
  • Escribe con marcador permanente la leyenda “Residuos sanitarios”.
  • Ciérrala bien y desinféctala rociándole una solución de agua clorada a 400 ppm (10 mililitros de cloro comercial por un litro de agua).“

 

 

Así, los trabajadores de limpia podían saber que esos residuos debían ser manejados con precaución.

¿Te das cuenta? Separar no sólo ayuda a evitar contaminación ambiental, también tiene un impacto positivo en la salud de las y los trabajadores de limpia de nuestra ciudad. Reconozcamos su labor, ayudemos a cuidar de su salud, la del medio ambiente y de toda nuestra comunidad. Recuerda que ¡separar nos une! #HazTuParte

 

 

SEDEMA. Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México 2022.

Norma Ambiental NADF-024-AMBT 2013 sobre Separación, Clasificación, Recolección Selectiva y Almacenamiento de los Residuos del Distrito Federal.

Modificado por última vez en Jueves, 03 Octubre 2024 17:12

El costo ambiental de nuestra comodidad

08 Julio 2024 Consumo responsable 2837
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Al igual que los seres humanos muchos otros animales también utilizan, día con día, recursos de la naturaleza para vivir, pero ¿por qué no vemos los residuos de los demás seres vivos? O, aún más intrigante, ¿por qué sí podemos ver los desechos de los seres humanos?

 

La explicación simple y sencilla para esto es que la gran mayoría de los residuos que generan las demás especies que habitan este planeta se reincorporan nuevamente a la tierra por medio de la descomposición y a través de las cadenas tróficas; en otras palabras, son desechos orgánicos que los microorganismos, plantas y animales, fácilmente, y en cuestión de algunos meses, pueden descomponer, a diferencia de los residuos que producimos las personas, como los plásticos que no se pueden reincorporar a la tierra de manera inmediata y tardan en desintegrarse de 100 hasta 1000 años, dependiendo del tipo de plástico y de las condiciones ambientales donde pase el resto de sus días.

 

La intensa plastificación de nuestros estilos de vida inició como algo innovador para resolver algunos problemas cotidianos, no tardó mucho tiempo en convertirse en uno de nuestros peores problemas. No tanto por la toxicidad plástica o por su lenta degradación, sino por el cambio cultural que trajo a nuestras vidas, creando un abuso inconsciente y fomentando hábitos innecesarios.

 

De acuerdo al Inventario de Residuos Sólidos de la Ciudad de México (IRS) más reciente, se estima que diariamente generamos un total de 12,404 toneladas de residuos. Esto supone una producción promedio de 1.071 kg de residuos por cada habitante de la ciudad. Dicha tendencia ha ido en aumento en los últimos años, en el mismo sentido en que aumenta la cantidad de personas que viven en nuestra urbe

 

Este dato nos muestra, sin lugar a dudas, los resultados del consumo excesivo, no sólo de los plásticos, sino en general de los productos diariamente utilizados por nuestra sociedad, por lo que es evidente que solucionar este problema implica un cambio cultural y de hábitos de vida en donde la educación juega un papel importante.

 

Según datos del IRS, la mayor parte de los residuos totales producidos 11,739 toneladas/día, fueron generados únicamente en los domicilios. Esto nos muestra nuestra dependencia al uso innecesario de materiales que utilizamos por un momento muy corto y luego los desechamos; gran ejemplo de esto son los plásticos de un solo uso, mejor conocidos como plásticos desechables

 

Es por ello que debemos comenzar el cambio desde nuestros hábitos cotidianos, desde el inicio de toda la cadena, y reflexionar qué productos son indispensables y cuáles no, teniendo siempre el objetivo de cubrir nuestras necesidades mientras disminuimos la cantidad de residuos que generamos.

 

Es importante siempre recordar que el mejor residuo es aquel que no se genera, por ejemplo, antes de comprar una botella con agua piensa en el tiempo y la cantidad de recursos naturales involucrados en la producción de esa botella, en los años que le tomará volverse a incorporar al suelo (si es que lo hace)  y el tiempo que la usaré antes de desecharla (menos de 1 a 5 minutos), ¿para dónde se va la balanza?

 

Otra acción importantísima es la separación de los residuos que se generan en tu casa. Si lo haces, ¡gracias!, porque con esta pequeña acción, estás aportando mucho para mejorar el ambiente de la ciudad. Al separarlos, permites darles un tratamiento adecuado y rápido a los materiales; acción con la que ayudas a dejar descansar a la Tierra, para que no sea ella quien tenga que “hacerse cargo” de desintegrar los residuos en varios años. Si aún no separas tus residuos, te invito a que lo hagas. No toma más de 2 a 5 minutos, verás que en unas décadas, la pequeña acción de separar, ayudará a reducir la contaminación por basura en la ciudad.

 

Al separar es más fácil prestar atención al tipo de residuos que más generamos. Revisa cuántos plásticos generas y piensa qué tan necesarios son. Reemplaza los que puedas por productos reutilizables y verás cómo disminuirá enormemente la cantidad de residuos plásticos que desechas en casa. Hazlo en favor de la reducción de residuos en la ciudad, apoya al programa Basura Cero y la prohibición de plásticos de un solo uso.

 

Prestemos atención a los hábitos y costumbres en torno al consumo y desecho de materiales en nuestra cultura. Realicemos pequeñas y contundentes acciones para evitar la generación de residuos; retomemos el hábito de usar nuestra botella reutilizable de agua, cargar nuestra propia cuchara, vaso o termo, estas acciones realmente hacen la diferencia.

 

 

¡Suéltate de la bolsa!

03 Julio 2024 Contaminación 688
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A tres años de la prohibición de las bolsas de plástico en la Ciudad de México, queremos hacer una reflexión acerca de lo fácil o difícil que pudo haber sido cumplir con esta medida para las y los habitantes de esta gran urbe.

 

¿Qué tanto te ha costado vivir sin bolsas de plástico? Los cambios no son fáciles, pero muchas veces nos hacen libres. Recuerda, por ejemplo, cuando aprendiste a andar en bicicleta. Para no caerte tenías que colocar dos rueditas a los costados de la llanta trasera, te daban soporte y, sobre todo, confianza. Esas rueditas te hicieron sentir cómoda (o) y segura (o), tanto que hasta olvidaste que estaban ahí. ¿Qué sentiste cuando te dijeron que tenías que quitarlas y te subiste a la bici por primera vez sin ellas?, ¿sentiste miedo, pensaste que caerías?, pero luego descubriste que sin ellas podías ir aún más rápido y que al final de cuentas no necesitabas más esas rueditas.

 

Lo mismo pasa con las bolsas de plástico. Nos ofrecen comodidades al momento de ir de compras para cargar y guardar muchas cosas. Sin embargo, no siempre han acompañado a la humanidad. La bolsa plástica de polietileno es un invento europeo de los años 501 que por su practicidad, portabilidad, bajo peso, costo y resistencia, se volvieron tan populares que a partir de los años 80 sustituyeron a las bolsas de tela, papel o canastos.

 

En esos años, las tiendas comerciales y mercados de todo el mundo distribuían bolsas plásticas de manera gratuita en cada compra. Esto terminó con el hábito de los clientes de cargar con su propia bolsa reutilizable para llevar su “mandado”, lo que trajo consigo la acumulación de incontables bolsas plásticas en los hogares, para finalmente acabar en la conocidísima “bolsa de bolsas”, ¿te suena familiar?

 

Si tienes la oportunidad, te invitamos a preguntarle a tus papás y abuelos con qué cargaban el mandado antes de que existieran las bolsas de plástico. Ellos, a diferencia de nosotros, crecieron sin tantas bolsas plásticas de un solo uso. Te aseguramos que las respuestas serán muy interesantes y podrás darte cuenta que realmente no las necesitamos. 

 

¿Qué opciones tenemos ahora para cargar nuestras compras? La mejor opción siempre es usar bolsas reutilizables como la colorida y famosa bolsa del mandado, tejida con plástico resistente y que seguro podemos heredar de nuestra abuela. La idea es que nuestra bolsa no se convierta en residuo una o dos veces después de que la usemos, sino que podamos usarla muchas ocasiones.

 

La Ley de Residuos Sólidos de nuestra ciudad menciona que los materiales permitidos para el transporte de alimentos son: vidrio, acero inoxidable, polipropileno, aluminio, polietileno de alta densidad, polietileno de tereftalato (PET) y las bolsas compostables con certificado. Otro tipo de recipientes o materiales para cargar y guardar nuestros productos comprados en el mercado, súper o en la tiendita de la esquina son la bolsa de tela, porta viandas, canastos y cucuruchos de papel.

 

La prohibición de las bolsas plásticas y otros plásticos de un sólo uso, ha sido una estrategia que la Ciudad de México para sumarse a combatir un problema mundial, la contaminación por plásticos, que tiene una serie de efectos dañinos en el ambiente, como la emisión de gases de efecto invernadero, incrementando así los efectos devastadores del cambio climático.

 

En nuestro país otros estados también han regulado el uso de la bolsa y de otros plásticos de un sólo uso: Sonora, Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua, Baja California, Tamaulipas, Coahuila, Tlaxcala, Guerrero, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí e Hidalgo.

 

Retomemos las prácticas de nuestra/os abuela/os de llevar al super o al mandado las bolsas reutilizables en lugar de las de plástico o, incluso, llevar canastas. Observa la sabiduría de la naturaleza, que creó alimentos que ya traen su propia protección, la cáscara, por lo que no necesitan una cubierta extra al momento de transportarlos.

 

No te angusties si ya no puedes usar más bolsas, piensa que así como fue un reto andar en bici sin rueditas, al final te sentirás más libre sin tanta bolsa de plástico de un solo uso. ¡Suéltate de la bolsa! Con esta simple acción ayudas a las y los habitantes de nuestro planeta Tierra. #BasuraCero.

 

 

  1. ONU Medio Ambiente. La historia de la bolsa de plástico, desde su nacimiento hasta su prohibición.
  2. SEDEMA. Ley de Residuos Sólidos
  3. Revista PLOS ONE. Production of methane and ethylene from plastic in the environment.
  4. MILENIO. Los estados en los que están prohibidos los plásticos de un solo uso.

¡A comer! Un llamado hacia una alimentación sostenible

18 Junio 2024 Salud y medio ambiente 484
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De los más grandes placeres de la vida…la comida, ¿no crees? En el desayuno, la comida y la cena degustamos sabores exquisitos, que van desde las dulces y jugosas frutas, las frescas verduras, las texturas carnosas, las salsas picantes, los sabores ácidos o las bebidas con sabor amargo que nos dan los buenos días. Hay una gran variedad de sabores y de gustos, pero ¿podría nuestra forma de comer ser placentera a la vez de ser sostenible?

 

Sí, la sostenibilidad también se ve reflejada en nuestra forma de comer, sobre todo en el origen de los alimentos: cómo se cultivan, cómo llegan a nuestros mercados y en la forma que preparamos nuestros deliciosos platillos. ¿Tú sabes de dónde viene todo aquello que comes?

 

Quizás no lo sepamos del todo, tal vez no sepamos cómo llegaron los alimentos hasta nuestras mesas, dónde se produjeron o cómo se transportaron, pero sí sabemos qué alimentos decidimos comprar, dónde y cuánto pagamos por ellos, cómo los preparamos y si los comemos o los tiramos. Entonces, para tener una alimentación sostenible que ayude a satisfacer nuestras necesidades sin poner en riesgo las de las generaciones futuras, es importante considerar los siguientes aspectos:

Producción

 

Existen alimentos cuya producción es respetuosa con el ambiente porque evita el uso de agroquímicos, en lugar de ello,emplean fertilizantes naturales y controlan plagas mayoritariamente de forma natural, además, utilizan de manera responsable el agua. En la siembra se usan semillas que promueven la diversidad genética, la responsable de la adaptación natural de las plantas a las condiciones climáticas y que generen resistencia a plagas y enfermedades.

 

Transporte

 

El consumo de productos locales y de temporada es muy positivo, ya que se recorre menos distancia en llevarlos del sitio de producción al punto de venta, esto reduce la cantidad de contaminantes emitidos por el transporte en comparación a si la distancia fuera más larga. Entonces, consumir productos importados, es decir, que proceden de otro país requiere transportarlos una mayor distancia, lo que implica mayor contaminación, que si optamos por los alimentos producidos más cerca, como los elaborados al interior de nuestro país, o mejor aún, en la misma Ciudad de México.

 

También resulta beneficioso consumir productos de temporada, pues se respetan los tiempos naturales de crecimiento y maduración de vegetales, frutas y plantas en general. 

 

Punto de venta

 

Los mercados sobre ruedas, mercados alternativos y los populares son los mejores lugares para realizar una compra justa de alimentos. Entre menos intermediarios haya en la compra-venta del producto, ésta será más justa. Al mismo tiempo, al comprar en estos mercados se impulsa la economía local, pues se fomentan las actividades agrícolas realizadas en los suelos de conservación de la ciudad, que son sitios protegidos ante las amenazas de la mancha urbana y lugares donde se producen varios de los alimentos que conseguimos en los mercados sobre ruedas, alternativos y populares; esto quiere decir que al comprar directamente al productor, ayudamos a la conservación de áreas verdes de nuestra ciudad. 

 

Para facilitar el consumo local responsable y sin intermediarios, la SEDEMA ha organizado diferentes ediciones de la Caravana de productores rurales de la Ciudad de México, donde encontrarás productos como hortalizas frescas, frutas, miel, amaranto, flores ornamentales, entre otros productos, que este año se ofertarán en las plazas comerciales de la ciudad (ver calendario).

 

Preparación

 

En este punto hay que considerar el tipo de energía que se usará al cocinar la comida. La mejor opción siempre será alguna fuente de energía limpia, es decir, el uso de gas LP, gas natural o electricidad en lugar de carbón, para reducir la emisión de contaminantes que resultan de la quema del combustible.

 

Durante la cocción de los alimentos es mejor usar ollas con tapa, para aprovechar la mayor parte del calor en la preparación y evitar que éste escape, esto optimiza el uso de la energía y a su vez se disminuye el tiempo de preparación del alimento. Si utilizas gas LP o natural, procura que la estufa no reciba corrientes directas de aire, para que no se apague la flama y se escape el combustible. Incluso si se mantiene prendida la hornilla, el aire dificulta la quema del gas y se requiere mayor cantidad de combustible para cocinar.

 

La importancia de evitar fugas de gas, además de impactar en la  economía, también tiene que ver con la salud ambiental. Cuando hay fugas o una quema deficiente de gas LP se liberan compuestos orgánicos volátiles (COV) a la atmósfera y contribuyen a la formación de ozono troposférico (O3), un contaminante del aire que afecta la salud humana y ambiental. En humanos, provoca irritación en los ojos y en las vías respiratorias, lo que disminuye la función respiratoria; en la vegetación puede provocar una disminución importante en el rendimiento de los cultivos

 

Cada día se desperdician hasta 13, 092 tanques de 20Kg de Gas LP a través de fugas domésticas2, lo que representa un quinto de las emisiones de COV totales. Entonces, al poner cuidado en la forma que preparamos nuestros alimentos, también evitamos afectaciones ambientales y a la salud.

 

Consumo

 

Probablemente todas/os estamos muy familiarizados con este último aspecto: el momento de comer los alimentos, es la parte más gratificante y placentera. Sin embargo, ¿siempre te comes todo lo que preparas o te sirven al plato? Es importante comprar la cantidad justa de alimentos que prepararemos y consumiremos para prevenir desperdicio de alimentos, ya que, se sabe que cada mexicano desperdicia al año 250 kg de alimento. Esto no solo implica perder alimento que podría aprovecharse por personas que viven en pobreza, si no que también, al desperdiciar comida se desperdician todos los recursos utilizados para cultivar, procesar, transportar y comercializar esos alimentos.

 

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), puedes seguir las siguientes recomendaciones para evitar el desperdicio de alimentos:

  1. sírvete raciones realistas, 
  2. ten en cuenta las fechas de caducidad de los productos y da preferencia a los que están próximos a caducar, 
  3. almacena los alimentos de manera que cada producto cuente con las condiciones necesarias para mantenerse fresco por más tiempo,
  4. dona los alimentos excedentes 
  5. y convierte los alimentos sobrantes en la comida del día siguiente.

 

Como podrás notar, la comida es mucho más que lo que hay en nuestros platos y los consumidores tenemos el poder de relacionarnos con nuestros alimentos de una forma más saludable y sostenible.

 

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