¿Podemos reducir el dióxido de carbono y poner un límite al cambio climático?

22 Enero 2024 Calidad del aire 1216
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El 28 de enero se conmemora el Día Mundial de la reducción de emisiones de dióxido de carbono, por eso queremos que sepas qué es el dióxido de carbono, por qué debemos reducir sus emisiones y cómo podemos contribuir a su reducción desde nuestras acciones individuales. 

El dióxido de carbono (CO₂) es el gas que más se emite con las actividades humanas, desde la respiración hasta la producción de todos los bienes y servicios que utilizamos día a día. Es el principal gas de efecto invernadero (GEI) que en épocas actuales tiene un impacto fuerte y negativo en el planeta, pues provoca el calentamiento global y el cambio climático. 

El efecto de la presencia del CO2 en nuestro ambiente es conocido desde hace décadas, calienta la atmósfera. Sin embargo, el problema no es el CO₂ en sí, sino que su concentración en la atmósfera ha aumentado drásticamente desde la Revolución industrial, momento que marcó el inicio de la sobreexplotación de la naturaleza y el aumento en la cantidad de gases de efecto invernadero, principalmente de CO2.

En una serie de estudios e investigaciones para conocer los efectos y la influencia de este gas en nuestra salud y en el ambiente se hizo evidente la relación directa entre el aumento de la temperatura a nivel global y el aumento de las concentraciones de CO2, y de otros gei en la atmósfera, ocasionando que el clima de nuestro planeta cambie de manera acelerada. 

Las actividades humanas que más suman CO a la atmósfera son: la quema de combustibles fósiles (carbón, gas natural y petróleo), la generación y manejo de los residuos sólidos, la descomposición de materia orgánica, la generación de energía eléctrica y algunas reacciones químicas para la manufacturación del cemento y el transporte. 

El COno es el único gei; a la lista se suman el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4), ozono (O3), entre otros1 que también se derivan de nuestras actividades cotidianas. América del norte produce el 81% de todos los gei en el mundo2.

De acuerdo con el Inventario de emisiones de la Ciudad de México3, durante el año 2018, en nuestra ciudad emitimos cerca de 22 millones y medio de toneladas de CO equivalente cuya fuente de emisión se clasifica en: 72% fuentes móviles, principalmente camionetas y autos particulares; 22% de la combustión de gas en los hogares; y finalmente, el 6% se genera en la industria. 

Seguro te preguntarás ¿qué significa dióxido de carbono equivalente (CO eq)? Cada uno de los gei tienen una capacidad de calentamiento distinta, sin embargo, para medir más fácilmente el aporte al incremento de temperatura de todos los gei se ha marcado como unidad de referencia la del CO. Entonces al hablar de CO eq, se está considerando la aportación de todos los gei.

Como verás sobran razones para prestar atención a las emisiones de gei que hacemos día a día, por eso queremos proponerte algunas acciones para que desde hoy comiences a contribuir en la disminución de sus emisiones.

Acciones como la elección de nuestro medio de transporte: usar menos el coche, utilizar más el transporte público como Metro, Metrobús, Trolebús, Cablebús; o usar más la bicicleta, porque si cada vez somos más las personas que dejamos de usar el auto, habrá una reducción mayor en las emisiones de gei como el metano, dióxido de carbono e hidrocarburos, así como de partículas microscópicas y tóxicas como el azufre, plomo, entre otras4, que son expulsadas desde los escapes de los vehículos que usan combustibles provenientes del petróleo. 

También, aumentar la vegetación de nuestra ciudad con la instalación de huertos urbanos y jardines para polinizadores aportamos a aumentar los sumideros de carbono, que son áreas verdes que captan dióxido de carbono, producen oxígeno, refrescan el ambiente y embellecen la ciudad, además de que funcionan como hogar o fuente de alimento de variedad de plantas y animales que cumplen una función de gran valor ambiental.

Disminuir de nuestro consumo la carne de res, también contribuirá a bajar las emisiones de CO₂, porque para su producción se requiere criar a las vacas que nos comeríamos, eso implica alimentarlas, para lo cual, se estima que el 30% de los cultivos en el mundo son destinados para este fin y, según la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO) la ganadería es responsable del 14.5% de las emisiones de gei producidas por las personas: la misma cantidad generada por todos los autos, aviones, barcos y trenes del mundo5. Además, durante su vida las vacas producen el equivalente a 16 kg de CO₂ por cada kilo de carne. De hecho, investigadores de la Universidad de Oxford afirman que si una persona que típicamente consume carne adoptara la dieta vegana, su huella de carbono quedaría reducida a la mitad, es una opción interesante, ¿no lo crees?

Otras acciones como disminuir la generación de residuos, hacer un uso eficiente de la energía eléctrica, prevenir y reparar fugas de gas en nuestras casas, usar calentadores solares u otras ecotecnias en casas o edificios también son muy benéficas cuando pensamos en reducir nuestras emisiones de CO₂.

Como seguro ya lo has notado, el calentamiento global provoca el cambio climático: el aumento o disminución de los patrones de lluvia, temporales o ciclones; las largas sequías; pérdida de biodiversidad y otras de sus consecuencias que afecta a todos los seres que habitamos el planeta.  Sumáte a esta conmemoración reduciendo tu consumo y la generación de CO

 

Agencia para sustancias tóxicas y registro de enfermedades (2016). ToxFAQs - Óxidos de nitrógeno (monóxido de nitrógeno, dióxido de nitrógeno, etc.) (Nitrogen Oxides). Consultado el 20 de noviembre de 2022.

Agencia de Protección Ambiental (2020). Emisiones de dióxido de carbono. Consultado el 8 de enero de 2023.

SEDEMA, CDMX. 2019. Inventario de emisiones de la zona metropolitana del valle de México 2018. Consultado el 20 de noviembre de 2022. 

Calidad del Aire, CDMX. ¿Quién contamina el aire de la ZMVM?

BBC. 2014. Cerdo, pollo o res: ¿qué carne hay que comer para ser más ecológicos?

 

Educación ambiental, la semilla del cambio

15 Enero 2024 Salud y medio ambiente 524

 

La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo, decía Nelson Mandela, y tuvo mucha razón porque la educación, en particular la ambiental, es la herramienta más importante para un tema que nos compete a todas y todos: preservar la salud del planeta en el que vivimos, pero, no podemos cuidar y defender algo que no conocemos.

 

Pero, ¿qué es la educación ambiental (EA)? Tiene diferentes definiciones pero todas ellas concuerdan en que es un proceso que busca formar una ciudadanía informada, consciente y preocupada por el medio ambiente y las problemáticas relacionadas que estamos enfrentando a distintos niveles como habitantes de este planeta: La EA busca inculcar valores, actitudes, aptitudes para generar el compromiso de realizar acciones individual y colectivamente que contribuyan a las soluciones de los problemas ambientales actuales y futuros, de tal modo que tanto nosotros como las nuevas generaciones podamos vivir en un ambiente sano.

 

Es de suma importancia que individual y colectivamente tomemos conciencia de la crisis ambiental por la que atravesamos, por eso cada 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, decretado en Yugoslavia en 1975, durante el Seminario Internacional de Educación Ambiental, del que resultó la Carta de Belgrado, donde se estableció el propósito principal de la EA. Dos años después, se adoptó la Declaración de Tbilisi, que retomó la Carta de Belgrado y se establecieron los objetivos generales para la EA, los cuales han construido las bases de lo que se ha hecho en este campo posteriormente. 

La EA se basa en la ciencia, principalmente, en la biología, ¿por qué? Porque es la que se encarga del estudio de todos los seres vivos y las interacciones que hay entre ellos y su entorno. Al observarlos como un conjunto, todos los seres estudiados conforman el ambiente del que somos parte, gracias al cual vivimos y nos desarrollamos. 

 

La importancia de la EA en nuestra ciudad se hace evidente en la escasez y mala calidad del agua, la pérdida de biodiversidad, contaminación del aire, aumento de temperaturas (calentamiento global) y la disminución de áreas verdes, entre otros efectos causados, en su mayoría, por nuestras acciones. En ese contexto, resulta indispensable que reflexionemos y actuemos de manera individual pero también colectivamente, como ciudadanas y ciudadanos responsables con el medio ambiente para combatir a estas problemáticas. 

 

La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), a través de la Dirección de Cultura Ambiental impulsa el cuidado del ambiente por medio de diversos programas basados en procesos formativos como jardines para la vida, vocerías ciudadanas, ¡manos a la obra!. Así como, otros elementos de difusión; folletos, y un sitio web con contenidos sobre temas ambientales ¡visitalos!

 

Además, la Sedema organiza dos programas educativos que promueven el aprovechamiento de los residuos: el Reciclatrón, para el acopio de residuos electrónicos y eléctricos; y el Mercado de Trueque, en el que las personas intercambian sus residuos reciclables como PET, papel, cartón, botellas de vidrio y latas de aluminio por productos agrícolas cosechados localmente, plantas de ornato o productos hechos de materiales reciclados. 

Sedema también gestiona tres Centros de Cultura Ambiental (CCAs): Acuexcomatl, Ecoguardas y Yautlica, que realizan actividades de EA para que las personas conozcan y adquieran herramientas para proteger la naturaleza de nuestra ciudad y de todo el mundo. En estos centros se realizan visitas guiadas, campamentos, talleres de reciclaje, agroecología, composta, captación de agua de lluvia, construcción de celdas solares, entre otras actividades.

 

Queremos que a través de la EA se siembren semillas de las/os próximas/os promotores y promotoras ambientales que busquen el bienestar de nuestro entorno natural y, a su vez, repliquen sus saberes, valores y acciones ambientales a más personas, para fomentar una cultura ambiental en nuestra ciudad. 

 

¡No lo olvides! educar a las generaciones presentes y futuras sobre la importancia de conocer, proteger y mejorar el medio ambiente, es la única forma de caminar hacia una ciudad sustentable.

 



Fuentes consultadas: 

 

 

 

 

  • Zabala, I. y García, M. (2008). Historia de la Educación Ambiental desde su discusión y análisis en los congresos internacionales. Revista de investigación, 32(63), 201-218.

 

El costo ambiental de la moda rápida

11 Diciembre 2023 Contaminación 2028
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"No hay belleza en la tela más fina si hace hambre e infelicidad"

Mahatma Gandhi



  • La fast fashion o moda rápida contribuye con el 10% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel mundial, el principal gas de efecto invernadero que causa el calentamiento global y el cambio climático.

  • Tan solo en un año se usan 93 mil millones de metros cúbicos de agua en la producción textil.

  • De toda la ropa fabricada en un solo año en todo el mundo, el 73% termina incinerada o en basureros; traducción: mucha contaminación de tierra y aire2.


En las próximas fechas, qué ganas dan de estrenar una chamarra linda, un suéter, en general; ropa abrigadora, también unos zapatos para estar en casa, otros para salir a la calle, para el trabajo, otros para ir a la posada y todas las fiestas navideñas y de fin de año. A decir verdad, esto ocurre así cada invierno y cada primavera, porque no vamos a usar ropa abrigadora en primavera, mucho menos en verano, ah… y en otoño, también hay que cambiar de ropa. Pero también cada cumpleaños, cada festejo y bueno, siempre hay alguna razón  para comprar ropa, que si el descuento, que si ya cambió la tendencia de moda, pero este posible genuino deseo por comprar y comprar más y más ropa tiene un costo ambiental tremendo no evidente. Prepárate para conocer la realidad detrás de estar a la moda.


Hace 30 años la industria de la moda se desarrollaba alrededor de dos grandes temporadas: primavera-verano y otoño-invierno, hoy en día existen 50 micro-temporadas anuales. Por supuesto, mucha ropa no es adecuada para toda ocasión, las fibras de invierno suelen ser más cálidas que las del verano, pues la industria del vestido nos ofrece placer, comodidad y la libertad para toda ocasión; incluso nos da la oportunidad de expresarnos a través de nuestra vestimenta, pero si nuestra dinámica  de consumo en ropa consiste en lo rápido de usar y de tirar, el mensaje que expresamos no refleja para nada un compromiso ambiental. 


La industria textil ha conseguido fabricar moda a muy bajo costo con materiales baratos como el poliéster, el nylon y el algodón. Pero lo que implica un ahorro para su bolsillo en términos de inversión, significa un aumento en el costo ambiental de producir esa ropa, ya que el uso de este tipo de materiales ha convertido a la moda en la segunda industria más contaminante después de la industria energética, contribuyendo con el 10% de las emisiones a nivel global del principal gas de efecto invernadero que causa el calentamiento global y el cambio climático, el dióxido de carbono CO2, el equivalente a lo que libera la Unión Europea por sí sola.


Al año se emplean alrededor de 98 millones de toneladas de recursos no renovables en la industria del vestido. Lo más triste es que hay prendas que se usan a lo más 7 o 10 veces y después, ¡se tiran!, o sea que todos esos agujeros hechos a la naturaleza debido a la extracción de materiales para fabricar ropa, se cubren rápidamente con basura textil. Imagínate, de toda la ropa fabricada en un solo año en todo el mundo, el 73% termina incinerada o en basureros; traducción: mucha contaminación de tierra y aire. 


Ésto es solo la punta del iceberg, pues para cumplir con los plazos que la moda rápida o fast fashion ha impuesto, la producción de las prendas se realiza en países que tienen condiciones laborales precarias, donde no se respetan los derechos humanos de las y los trabajadores que suelen trabajar de 14 a 16 horas diarias,.


Por si no fuera suficiente, la industria textil es una gran fuente contaminante del elemento que sostiene la vida, el agua. Tan solo en un año se usan 93 mil millones de metros cúbicos de agua en la producción textil; por ejemplo, para una camiseta de algodón se ocupan 2500 litros de agua. Además, lavar la ropa desemboca en un aproximado de 500 mil toneladas de microplásticos al año en los océanos!, y vaya que con los microplásticos ya tenemos muchos problemas. 


Entonces, tener mucha ropa en el armario implicó miles de millones de recursos naturales y contaminación; comprar ropa con bastante frecuencia fomenta que se mantenga el mismo modelo de producción rápida de ropa (fast fashion) basado en la economía lineal de extraer, producir, usar poco tiempo y desechar, con toda la contaminación que eso conlleva; y además, lavar toda la ropa que tenemos aporta a uno de los mayores problemas de contaminación que hoy en día enfrenta el mundo, la contaminación por plásticos. Qué escenario tan abrumador, ¿no te parece?


En algunos países comenzaron a posicionar el concepto de la Moda Sostenible, en la que se toma en cuenta tanto los aspectos medioambientales como socioeconómicos de la fabricación, distribución, comercialización y uso de ropa, calzado y accesorios. Además, busca garantizar la perdurabilidad y atemporalidad de las prendas.


En cuanto a los derechos laborales, en la moda sostenible se promueve la mano de obra nacional y valores de igualdad e inclusión. Desde la perspectiva ambiental, el objetivo debe ser reducir al mínimo cualquier efecto indeseable del ciclo de vida del producto mediante: 


  1. el aseguramiento del uso eficiente y cuidadoso de los recursos como: agua, energía, tierra, suelo, biodiversidad, ecosistemas, etc.; 

  2. seleccionar fuentes de energía renovables como: eólica, solar, etc., en cada etapa, 

  3. y maximizar la reparación, remanufacturación, reutilización y reciclado del producto y sus componentes.


En Estados Unidos, se ha propuesto una ley que responsabilice a los fabricantes y minoristas de moda por los desechos que producen y aborda el coste social y ambiental causado por la industria de la moda. Esta propuesta fue nombrada Ley de la Moda (Fashion Act), y se presentó por legisladores del Estado de Nueva York5.


La firma española Ecoalf representa un ejemplo de moda sostenible que recicla los plásticos que diariamente se vierten a los océanos por la industria textil.


Otro ejemplo, de iniciativas que surgieron para enfrentar la contaminación por textiles ocurrió en Francia en el año 2020. Es el primer país en introducir una política que exige que todas las lavadoras domésticas nuevas tengan filtros para atrapar partículas microplásticas para 20255.


En Canadá, la organización Fashion Takes Action, sin fines de lucro, recomienda ampliar el modelo tradicional de las 3R y llevarlas hasta 7R: reducir, rentar, resignificar, reparar, reusar, revender y reciclar.


Por supuesto, hay acciones que como consumidores podemos emprender para combatir la problemática ambiental causada por la fast fashion. Aquí te dejamos algunas acciones que puedes implementar en tu vida:

  • Evita comprar marcas de ropa fast fashion.

  • Organiza con tu familia y amistades una especie de bazar en el que intercambien sus prendas.

  • Evita tirar ropa en buen estado.

  • Revisa tu armario y elige la ropa que ya no uses que pueda ser donada, ¡seguro todavía hay prendas que puedan servirle a alguien más!

  • Busca emprendimientos u organizaciones locales que recolectan ropa.

  • Adquiere prendas de segunda mano.

  • Extiende la vida útil de tus prendas ¿tienes un suéter que ya no usas porque se descosió? ¡Aprende a repararlo!  

  • Renueva las prendas


Deja de preocuparte por el suéter, la blusa, el pantalón o los zapatos de moda, mejor elige disminuir tu consumo para reducir al máximo el costo ambiental de estar a la moda.


Suelos y plaguicidas, una relación tóxica

05 Diciembre 2023 Salud y medio ambiente 107

En diciembre conmemoramos dos celebraciones que nos invitan a concientizar sobre la importancia de mantener la calidad de los suelos para la seguridad alimentaria, el buen estado de los ecosistemas y el bienestar de la humanidad1: el 3 celebramos el Día Mundial de No Uso de Plaguicidas y el 5 celebramos el Día Mundial del Suelo. Por eso, en el presente texto encontrarás información relevante para reflexionar sobre esos temas. 

 

¿Sabes qué hay debajo de tus pies? El suelo es mucho más importante de lo que te imaginas: en él viven muchos organismos; sobre él se construyen hogares y ciudades enteras; también ayuda a regular el ciclo del agua. Podemos decir que el suelo es el sostén de la vida porque provee de nutrientes tanto a animales como a plantas y humanos, pues en él se cultivan y cosechan nuestros alimentos. ¿Lo ves? El suelo es un sistema vivo, y como tal, también puede enfermar y entre los grandes enemigos de su salud están los plaguicidas.

 

La creciente demanda de alimentos en el mundo ha promovido el uso de plaguicidas, productos químicos, muchos de ellos tóxicos, utilizados para eliminar plagas o controlarlas. De este modo, el uso de estas sustancias incrementa la productividad de los cultivos, pero también contamina al suelo, al ambiente y afectan la salud humana. Aunque los plaguicidas más modernos poseen menos sustancias nocivas para la naturaleza, se siguen utilizando los más antiguos, y más dañinos, por ser menos costosos.

 

Sin importar el tipo de plaguicida que se aplique en los cultivos, generalmente se usan de manera indiscriminada y descontrolada, de tal forma que se acumulan en el suelo, volviéndolo tóxico, infértil y matando a los organismos que lo habitan y le dan vida. Las consecuencias de su uso no se quedan en el suelo, el daño se extiende hasta el agua e incluso el aire.

 

Cuando la concentración de estos químicos es elevada, el suelo no logra retenerla y la infiltra junto al agua hasta los mantos acuíferos, de donde, al menos en la Ciudad de México, obtenemos el 70% del agua que consumimos diariamente. En las mismas condiciones, el exceso de plaguicidas puede escurrir hasta los ríos y arroyos, y dispersarse por acción del aire, lo que facilita que las personas, animales y plantas silvestres entremos en contacto con las sustancias tóxicas de los plaguicidas, aumentando el riesgo de sufrir efectos adversos a nuestra salud. 

 

Entre los animales más afectados por los plaguicidas están las poblaciones de insectos terrestres, como los polinizadores, ¿has oído hablar de ellos? Estos animales son  importantísimos para la reproducción vegetal y la producción de alimentos; y aunque no todos ellos son insectos, podemos reconocer ejemplares como las abejas, mariposas y escarabajos, que juegan este papel, pero que enferman o incluso mueren, al ser expuestos a los plaguicidas. Dicho de otro modo, el uso de plaguicidas conlleva a la pérdida de biodiversidad y alteraciones en la dinámica de los ecosistemas.

 

Desafortunadamente, el ambiente es rociado cada año a nivel global con 4.6 millones de toneladas de plaguicidas químicos de forma ineficiente. Esto facilita la exposición de seres vivos con estas sustancias de manera constante y prolongada, provocando cerca de 385 millones de casos de envenenamiento involuntario, no mortal y aproximadamente 11,000 muertes en todo el mundo por causa de los plaguicidas.

 

Los países en desarrollo, incluido México, representan el 25% del uso mundial de plaguicidas en la agricultura y suman el 99% de las muertes derivadas de su uso3. También hay asociaciones significativas entre la exposición humana a plaguicidas y enfermedades como cánceres, afecciones neurológicas, inmunitarias y reproductivas2.

 

Para nuestra fortuna, podemos combatir esta problemática desde diferentes trincheras. A nivel de producción resulta útil transformar las prácticas agrícolas desde la política pública, en coordinación con los productores, para transitar hacia la agricultura sostenible y reducir el uso de plaguicidas2. Una forma de lograrlo es dar un manejo integrado de plagas al combinar variedades agrícolas resistentes a plagas con la rotación de cultivos y la introducción de depredadores naturales de las plagas más comunes3.

 

Como usuarios, podemos apoyar a través del consumo responsable, el cual consiste en llevar a cabo acciones como: reducir el desperdicio de alimentos, conocer su procedencia, preferir productos sin empaquetados, evitar la compra de los que se generan en masa, apoyar a los productores locales y comprar los alimentos que ofrecen, pues aunque su producción es menor, también es más segura y libre de plaguicidas.

 

Si bien es notorio que el uso de plaguicidas ha facilitado nuestro acceso a alimentos, debemos estar conscientes de que su uso nos daña a todos los seres vivos. Estar informados y tomar acción es nuestra responsabilidad para cuidar de la salud de todas las formas de vida que habitamos este bello planeta.

 

 

1 FAO. (fecha de consulta: 8 de septiembre, 2022). Día Mundial del suelo, 5 de diciembre. 2 ONU-Medio Ambiente. (2022). Efectos de plaguicidas y fertilizantes sobre el medio ambiente y la salud y formas de reducirlos. Por un mundo con productos químicos seguros. 3 FAO. (20 de junio, 2018). Los contaminantes agrícolas: una grave amenaza para el agua del planeta.

¡Cuidado! Que no te consuma el consumismo

10 Noviembre 2023 Consumo responsable 371
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  • Cada habitante del planeta, como tú y yo, usamos en promedio más de 13 toneladas de materiales en un año1, a través de todos los productos que compramos y que nos prometen un sinfín de beneficios y aseguran que nos van a facilitar la vida de cualquier forma.
  • Desde el 2020, en la Ciudad de México se ha modificado la legislación en torno a uno de los materiales que más estragos ha causado a nivel mundial en el medio ambiente, por el exceso en su consumo y desecho y por su capacidad de contaminar: los plásticos desechables.

 

En la tele, en la radio, en la calle, en redes sociales e internet, por todos lados estamos siendo bombardeados una y otra vez por anuncios que nos seducen a comprar productos que prometen un sinfín de beneficios y aseguran que nos van a facilitar la vida de cualquier forma. Parece inevitable dejar de comprar todo aquello que nos ofrece comodidades y satisfacción, pero, ¿qué de todo lo que consumimos realmente necesitamos? ¿Qué tan sostenible es nuestra forma de consumir y de satisfacer nuestras necesidades?

 

Para la producción de todo  lo que usamos a diario: celulares, transporte, energía eléctrica, ropa, comida … ¡todo!, se requiere la extracción de los mal llamados “recursos naturales”. La población mundial actual consume 100 mil millones de toneladas de estos materiales en un año. Principalmente se extraen combustibles fósiles, metales, materiales de la construcción y árboles; todos ellos usados para la construcción de casas, edificios o ciudades como la nuestra. Además se utiliza una gran cantidad de agua y energía tanto en la extracción de materiales, como en la fabricación de todo tipo de bienes y servicios.

 

El resultado de nuestro consumo excesivo ya es visible, eventos meteorológicos extremos, hambrunas, extinción de especies y la amenaza de que desaparezcan ecosistemas como arrecifes de coral, selvas tropicales o ríos. La humanidad consume estos materiales más velozmente que lo que tarda la naturaleza en producirlos; se talan bosques más rápidamente de lo que vuelven a crecer, pesca en los océanos tan aceleradamente que a la vida marina le cuesta regenerarse, además de que emite más dióxido de carbono de lo que la biósfera puede absorber

 

La organización Circle Economy, ha estimado que cada habitante del planeta, como tú y yo, usamos en promedio más de 13 toneladas de materiales en un año1, a través de los bienes y servicios que adquirimos. Aunque el consumo siempre es mayor para los habitantes de países desarrollados, en contraste con los países en desarrollo, como México, entre todos estamos usando al año los recursos que a la Tierra le toma 1,5 años en producir.

 

De todos los materiales extraídos, sólo un tercio de ellos continúan en uso después de un año, sobre todo en construcciones y vehículos; otra tercera parte se convierte en contaminación, pues son tirados en el ambiente, como el plástico en vías fluviales y océanos o son emitidos en forma de gases de efecto invernadero1.

 

Al consumir lo innecesario estamos aportando a esta sobre explotación de materiales, consumir por consumir, por vivir cómodamente sin mirar de dónde viene todo aquello que usamos y desechamos. Para reducir el impacto deberíamos bajar drásticamente el uso de combustibles fósiles y sustituirlos por energías renovables, así como disminuir el consumo de agua.

 

Desde el 2020, en la Ciudad de México se ha modificado la legislación en torno a uno de los materiales que más estragos ha causado a nivel mundial en el medio ambiente, por el exceso en su consumo y desecho y por su capacidad de contaminar: los plásticos desechables. Por ello, en enero del 2020 se prohibió el uso de bolsas plásticas y en el 2021 se unieron a la prohibición vasos y sus tapas, platos, charolas, cubiertos, globos y sus varillas, aplicadores de tampones, bastoncillos para hisopos, mezcladores, popotes y cápsulas de café, todos ellos fabricados total o parcialmente de plástico, exceptuando los compostables y los que por su aplicación médica o de seguridad sean necesarios. 

 

Ahora, cada vez que salgas de compras pregúntate “¿realmente lo necesito?”. Da preferencia a los artículos cuya vida útil es más larga para que puedas sacarle provecho a tu inversión. Genera el cambio, deja de consumir lo que no necesitas, ¡piénsalo!, si lo hacemos todos, el deterioro ambiental y sus efectos disminuirían en gran medida. ¡Sé el cambio! No dejes que el consumismo te consuma.

 

World’s consumption of materials hits record 100bn tonnes a year. The Guardian Journal.

https://www.theguardian.com/environment/2020/jan/22/worlds-consumption-of-materials-hits-record-100bn-tonnes-a-year?CMP=Share_AndroidApp_WhatsApp

La humanidad agota hoy los recursos que la Tierra produce en todo un año

https://www.lavanguardia.com/natural/20170802/43270260867/humanidad-agota-recursos-un-ano-tierra.html

Tierra dura 18 meses en regenerar recursos que mundo gasta en un año. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11806021

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