Los gigantes discretos

06 Julio 2020 Beneficios ambientales 608
Valora este artículo
(4 votos)


Si alguna vez has podido salir del ajetreo de la ciudad -su ritmo acelerado, los días calurosos por su concreto, el tráfico ocasionado por las intensas lluvias, los gases emitidos por los camiones y el constante ruido provocado por fuentes de sonido (claxones, el metro, motocicletas, el “ropavejero” o el silbido de los camotes)- para disfrutar de un día de campo en el bosque, entonces reconoces la importancia que tienen estos lugares para nuestra salud y buen humor, pero más allá de un “escape” de tu ciudad, ¿te has puesto a pensar en cómo el bosque vive contigo día a día? 

Cuando hablamos de una ciudad nos vienen a la cabeza los grandes centros urbanos para vivienda, plazas comerciales, oficinas financieras, canchas deportivas, espacios recreativos, recintos culturales, etc.; sin embargo, la Ciudad de México es muchísimo más que esto, ¿sabías que su extensión aproximada es de 149,830 hectáreas (ha)? Éstas se  dividen en dos áreas básicas (que consideran el uso de suelo y las actividades que la población ha desarrollado al vivir en cada una): el Área de Desarrollo Urbano (ADU), correspondiente al 41% del territorio, y el Área de Conservación Ecológica, hoy denominada Suelo de Conservación (SC) que ocupa un 59% de su territorio (aprox. 88, 399 ha)1.

Por si fuera poco, el principal territorio del SC de la Ciudad de México corresponde a los bosques (42%) de los cuales hay distintos tipos distribuidos en 37,400 ha, aproximadamente; el bosque de oyamel ocupa la mayor superficie, seguido del bosque de pino, el de encino, el matorral xerófilo y la vegetación de cañadas. El bosque y lo que llamamos “ciudad” no son dos cosas separadas sino parte de un todo, de una misma Ciudad de México y, aunque parezca increíble hay un poco más de SC que ADU.

Por ello, además de ser la ciudad de los Palacios, la Ciudad de México, es la ciudad de los Bosques, un título que debemos valorar y honrar, no sólo por la belleza escénica que nos brindan o los días de campo que nos otorgan, sino por todos los servicios ecosistémicos que llevan a cabo sin que nosotros nos demos cuenta.

Los bosques son importantes reguladores de la calidad del aire porque captan y retienen  carbono y partículas suspendidas que pueden ser contaminantes. Al mismo tiempo amortiguan y disminuyen  el impacto de fenómenos meteorológicos extremos ocasionados por el cambio climático. Si de por sí algunas veces nos caen tormentas en el ADU, ¡imagínate lo que pasaría sin la protección de estos gigantes! ¡Ellos aseguran nuestra propia sobrevivencia!

También son fundamentales en el ciclo del agua, ya que influyen en la cantidad de líquido disponible en la ciudad y contribuyen a la reducción de riesgos como desprendimientos de tierra, inundaciones y sequías. Si esto te parece poco, debes saber que debajo de los bosques existen capas de roca fracturadas por donde se filtra el agua de lluvia que enriquece los acuíferos, enormes almacenes subterráneos de los cuales se extrae agua para la agricultura, la industria, y para las y los chilangos y otras personas que viven a cientos de kilómetros del sitio de infiltración2.

Ahora,  piensa en los bosques como un enorme compañero vivo que, además de ser un gran reservorio de biodiversidad, puede influir en  nuestro temperamento, nuestras costumbres y hasta en, nuestras emociones.

Disfrutar un momento silencioso aprovechando el poder de estos gigantes discretos para aislarnos del ruido,  es otro de los beneficios que nos brindan y que sin duda aligera nuestros pensamientos y estimula nuestra creatividad.

Desafortunadamente el crecimiento de la mancha urbana, el cambio de uso de suelo, la extracción de recursos, la contaminación de aire, agua y suelo,  las plagas y enfermedades forestales, así como una regulación insuficiente, han provocado una disminución considerable en la extensión del área verde original del SC.

Piensa que bosques y personas estamos fuertemente conectados. Nos conecta el aire, el suelo, el agua, la vegetación. Somos parte de lo mismo. Dañar los bosques es dañar el resto. Es atentar contra el presente y futuro de nuestra ciudad y de todos los que la habitamos. 

Agradece todo lo que recibes de los bosques cuidando de ellos: realiza trabajo voluntario de  reforestación; si ves un incendio, repórtalo; respeta a las plantas y los animales; participa en la donación y adopción de plantas en el área de Reforestación Urbana de la Sedema3, investiga cuáles son las plantas y árboles nativos y procura optar por ellos cuando tengas oportunidad de sembrar alguno, finalmente, ayuda a proteger el camellón frente a tu casa. Tu compromiso con la naturaleza y la calidad de vida comienzan en tu propia  banqueta.




1  El suelo de conservación del Distrito Federal  www.paot.org.mx/centro/programas/suelo-corena.pdf
2  FAO.- Los bosques y el agua.
www.fao.org/sustainable-forest-management/toolbox/modules/forest-and-water/in-more-depth/es/
3  Reto Verde. sedema.cdmx.gob.mx/programas/programa/reforestacion

Modificado por última vez en Miércoles, 18 Enero 2023 19:20
//codigo analitycs