Elementos filtrados por fecha: Lunes, 06 Mayo 2024

¿Alguna vez llegó la humareda de una fogata directo a tu cara? Además de la ola de calor sobre tu piel, tus ojos se irritan casi de inmediato, comienzan a lagrimear hasta que se cierran por un reflejo involuntario. Tu sistema respiratorio se afecta comenzando por ardor en la nariz y tráquea, después de un par de minutos viene el mareo acompañado de fatiga; el humo y gases de la combustión de madera y resinas son tóxicos por lo que no deberían ser inhalados. Sin despreciar lo agradable que puede ser compartir el fuego con amigos bajo una noche estrellada, quizá has experimentado esto con una fogata, ahora, imagina lo que viven las/os combatientes de incendios forestales al estar en medio de un incendio en un bosque.

 

La/os combatientes de incendios forestales son bomberas/os con la heróica y difícil tarea de proteger nuestro patrimonio ambiental de los efectos del fuego, así como prevenir y apagar incendios en bosques, áreas verdes y suelo de conservación. Pasan horas cargando equipo pesado para protegerse y realizar su trabajo, rodeados/as de humo y calor, caminando en un clima completamente abrumador entre piedras calientes, suelo inestable  y terrenos irregulares; usan su energía para enterrar la pala que llevan como herramienta y avientan tierra suelta al fuego para sofocarlo. 

 

Conmemorar el 4 de mayo a todas y todos las/os combatientes de incendios forestales es reconocer su valor y compromiso con el ambiente y la biodiversidad de nuestra hermosa ciudad; también, es hacer conciencia que estas mujeres y hombres combatientes, arriesgan su vida y su patrimonio para evitar los desastres que se generan con cada incendio.

 

En un espacio forestal con el tamaño de una cancha de fútbol, el fuego puede arrasar con todo en solo 6 minutos; un incendio forestal se propaga a una velocidad de 15 metros por minuto, la misma velocidad a la que te mueves cuando sales a caminar al parque. Conforme el fuego avanza, la temperatura alcanza hasta los 600 grados centígrados y consume la materia animal o vegetal que  encuentre en el camino que le traza el viento.

 

Mientras que un incendio puede acabar con un bosque en un dos por tres, éste tardará en reponerse más de 10 años, pero en algunos casos nunca lo hace. Por ejemplo, los árboles de encino demoran más de 50 años en crecer y dar bellotas; para los pinos, en cambio, el tiempo es más corto y, sin embargo, al menos son 20 años para alcanzar la madurez, aunque seguirán creciendo y pueden vivir fácilmente 400 o 500 años. Pero el factor que determina si un bosque podrá recuperarse o no, tiene que ver con la pérdida de vida que albergan sus ramas y raíces, como los insectos, aves, otras especies, incluso roedores que ahí viven.  

 

La formación de un/a bombera/o forestal lleva meses de preparación y supervisión;  además de condición física, herramienta, equipo y técnica adecuada, se requiere estudiar sobre las propiedades físicas y químicas de la madera, entre otros componentes del bosque; sobre todo deben conocer sobre la dinámica misma del fuego. 

 

En nuestra ciudad, del 1 de enero al 23 de marzo de 2024 se han registrado y atendido 594 incendios forestales, que han afectado mil 80 hectáreas, principalmente vegetación del Suelo de Conservación (SC), conformado por regiones de alta biodiversidad enmarcada en su mayoría con bosques de pino y encino, zonas de pedregal, así como por tierras de comunidades agrícolas.

 

El SC ocupa más de la mitad (59%) de la extensión total de la ciudad y los beneficios ambientales que aporta a todas y todos los habitantes no pueden sustituirse; algunos de estos son: la recarga del acuífero de donde obtenemos gran parte del agua que consumimos a diario, la generación de oxígeno, la limpieza de la atmósfera y la regulación del clima.

 

Sin embargo, los incendios forestales no solo dañan la vegetación y contaminan gravemente la calidad del aire de la Ciudad de México, sino que al dañar al suelo de Conservación, también disminuyen los beneficios ambientales necesarios para los habitantes de la ciudad. Las distintas especies de animales silvestres también se ven afectadas, pues algunas mueren durante los siniestros; otras se ven forzadas a migrar debido a que sus territorios se reducen a cenizas o a condiciones que no son apropiadas para su vida. Estos desplazamientos, son un factor de estrés adicional y pueden convertirse en presas fáciles de animales de compañía y otros animales. Las especies más vulnerables a los incendios son los ratones de campo, tlacuaches, liebres, cacomixtles, distintas especies de reptiles, serpientes, aves e insectos.

 

La prevención de incendios también puede salvar vidas, ya que mujeres y hombres que combaten el fuego ponen en riesgo su vida cada vez que salen a un incendio y los accidentes o muertes entre bomberos son lamentablemente frecuentes. Para prevenir incendios, las/os combatientes forestales realizan trabajo preventivo a lo largo del año: en ellas participan las mismas comunidades agrícolas y pueblos, haciendo saneamiento de los bosques al retirar vegetación muerta, así como abrir brechas cortafuego en la vegetación.

 

Además, los incendios forestales representan un alto costo para el patrimonio natural de la ciudad. Denunciar los incendios y a quienes los provocan es la mejor manera de ponernos en los zapatos de las/os combatientes forestales y apoyar a que los territorios y la vida silvestre se conserven. En caso de detectar un incendio forestal se debe dar aviso al Centro Estatal del Manejo de Fuego en los teléfonos: 5541650822, 5541650823, así como al 911, y por ningún motivo intervenir ni actuar por cuenta propia para combatir el incendio.

 

Si vives cerca de una zona siniestrada, sigue las medidas que la oficina de protección civil determine y mantente alerta. Es posible que algún animal requiera agua y refugio temporal. Si eso ocurre, mantén agua fresca, permite que se refugie, y evita que perros o gatos los molesten. 

 

Un dato alarmante es que el 100% de los incendios forestales pueden prevenirse, pues son causados por las actividades humanas. También, es importante que sepas que los meses de marzo, abril y mayo son los más secos y propensos a que ocurran más incendios forestales. Por eso, todas y todos podemos prevenirlos, proteger nuestro suelo de conservación y a la biodiversidad que lo habita.

 

Te invitamos a ponerte en las botas de las/os bomberos forestales y cultivar la empatía, orgullo y agradecimiento, por su enorme labor; cuida y defiende los bosques, contribuye poniendo en práctica los siguientes consejos para prevenir incendios y sus terribles consecuencias, porque una sola chispa puede iniciar un incendio, por eso:

 

  1. Evita fumar en bosques y arrojar colillas o cerillos encendidos.
  2. Evita hacer fogatas.
  3. No realices quemas agrícolas ni por pastoreo
  4. Evita tirar residuos en  bosques y vía pública
  5. No dejes fragmentos de vidrio, cristales, espejos ni botellas en los bosques



Publicado en Calidad del aire
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