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Cosecha de lluvia, una opción viable en la CDMX

19 Marzo 2024 Agua 8985
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En la Ciudad de México las personas viven diversas realidades con respecto al tema del agua. Hay familias que viven con desabasto de agua, otras que se inundan y algunas más, viven ambas condiciones en distintos momentos del año. Es por esto que la cosecha de lluvia se vuelve cada vez más viable para reducir estos problemas en la ciudad.

 

De principio, es importantísimo comprender que el ciclo del agua en la ciudad se ve modificado por diversas condiciones: la principal, la cobertura de asfalto de la mitad del territorio citadino y su red de drenaje, lo cuál impide que las lluvia se infiltre hacia los mantos acuíferos, pues el asfalto no lo permite y, más bien, forza al agua de lluvia a irse al drenaje, donde se mezcla con las aguas negras, perdiendo con ello la posibilidad de ser aprovechada.

 

Esto deriva en que el acuífero del Valle de México, el cuál abastece aproximadamente el 70
% de la demanda de este elemento natural en nuestra ciudad, se recargue en un tiempo mucho mayor al que se le extrae agua. Esto es sinónimo de  sobreexplotación del acuífero.

 

Por supuesto, resulta contradictorio que, en temporada de lluvias, esa agua que podría estar yendo hacia el acuífero, se vaya al drenaje y no solo eso, sino que emerja como problema a través tica de inundaciones, que traen consigo problemas viales: retrasos en los sistemas de transporte público como el Metro, Trolebús, Metrobús, entre otros, así como embotellamientos vehiculares 

 

No es poca el agua que cae en forma de lluvia sobre nuestra Ciudad de México. Según datos de la Comisión Nacional del Agua (2018) cada año caen sobre la ciudad aproximadamente un billón y medio de metros cúbicos de agua. Frente a esta gran cantidad de agua, contrasta el hecho de que más de un millón y medio de personas en la ciudad no reciben agua todos los días y más de 300 mil (INEGI, 2015), carecen de acceso a la red pública de agua entubada. 

 

Para temporadas de estiaje, es decir, el lapso en que no llueve en la ciudad, sumado a las cada vez más altas temperaturas que vivimos a causa del cambio climático, esta temporada es en la que hay más desabasto de agua potable. 

 

Existen otras razones que intervienen en el desabasto de agua en los hogares, como el mantenimiento de las redes hidráulicas, fugas de agua y desperdicio, además del estiaje y la sobreexplotación que antes mencionamos.

 

Para hacer frente a esta problemática, inició el Programa de Cosecha de Lluvia instalando Sistemas de Captación de Agua de Lluvia (SCALL) en las alcaldías con menor abasto de agua. La Cosecha de lluvia es un mecanismo en el que se conduce el agua que cae en azoteas o patios a un tinaco o cisterna para almacenarla, limpiarla y desinfectarla, para que pueda utilizarse cuando se necesite. Es una opción viable para viviendas, escuelas y centros de trabajo. 

 

Ésta ecotecnia permite a las familias tener una fuente alterna de agua durante 4 a 7 meses, lo que  ha representado ahorro económico al no tener que comprar pipas. Esto posiciona a la cosecha de lluvia como una alternativa sustentable para contar con agua potable.

 

Otro beneficio de cosechar la lluvia es la reducción en el flujo de agua que se va al drenaje, lo cual, disminuye el riesgo de inundaciones, contribuye a la no sobreexplotación del acuífero al quitar la presión al sistema de distribución y extracción de la ciudad. Además, disminuye las emisiones contaminantes en la atmósfera que se generan por el uso de la energía para el funcionamiento de pozos y la red de distribución.

 

Como podrás darte cuenta, las lluvias en la Ciudad de México permiten múltiples beneficios ambientales, entre los más evidentes son que: refresca y limpia la atmósfera; lava las calles; crece y reverdece la vegetación. Y también, bajo un enfoque de cosecha, la lluvia puede generar un nuevo beneficio: proveer de agua, directamente y en su domicilio, a más familias y establecimientos.

 

La cosecha de lluvia ayuda a: 

 

  • Enviar menos agua al drenaje, lo que se traduce en menos inundaciones.
  • Disminuir la cantidad de energía para bombear y transportar agua a las viviendas, lo que se traduce en menos emisiones de gases de efecto invernadero que incrementan el cambio climático.
  • Reducir la demanda de agua y la dependencia de la red pública de abasto, lo que reduce la sobreexplotación del acuífero. 
  • Proporcionar una fuente de agua alternativa durante 4-7 meses del año, lo que mejora la calidad de vida de las personas que la reciben.

 

Esta experiencia ha demostrado una vez más, que la práctica de la cosecha de agua de lluvia es una alternativa viable y deseable en la Ciudad de México. 

 

Recuerda que el Gobierno de la ciudad ofrece subsidios únicamente en las alcaldías y colonias con problemas históricamente graves de abasto de agua. Por lo que, si vives en las alcaldías Iztacalco, Iztapalapa, Tláhuac, Tlalpan, Xochimilco y Venustiano Carranza y te interesa cosechar agua de lluvia, te sugerimos que consultes las reglas de operación del programa y te registren en el sitio web www.cosechalluvia.sedema.cdmx.gob.mx, para acceder a este beneficio.

 

Pero no te desanimes, si no vives en alguna de estas colonias, también tienes la alternativa de cosechar la lluvia por tu cuenta, aquí te dejamos el Manual Cosechar la Lluvia y el directorio empresas y personas capacitadas en la instalación de sistemas de cosecha de lluvia, para que te pongas en contacto y adquieras sus servicios.

 

Aprovechamos para dejarte esta información que puede ser de utilidad para los siguientes casos. Porque cuidar el agua es responsabilidad de todas y todos.

 

Conoce el abasto de agua en tu colonia: https://aguaentucolonia.sacmex.cdmx.gob.mx/

Reporte de fugas: https://m.me/SistemaDeAguasCDMX

Reporte de calidad del agua: http://m.me/SistemaDeAguasCDMX

 

Si las gotas de lluvia fueran de... ¿ácido?

10 Julio 2023 Agua 1676
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  • La lluvia trae vida a la ciudad. En esta temporada el ambiente se siente más fresco; las plantas, árboles, huertos y todo tipo de vegetación, crecen verdes, fuertes e hidratadas; en los parques y los bosques se respira el rico petricor (aroma de tierra mojada); se ve a los pajaritos bañarse en los pequeños charcos que la lluvia deja a su paso; algunas veces, sobre todo en días soleados y lluviosos podemos observar fantásticos arcoiris, pero algunas veces nos revela algunos males que padece el medio que nos rodea y pide a gritos que lo dejemos de contaminar.

 

Seguro te diste cuenta de que la canción no va así. Aunque ciertamente,  las gotas de lluvia no son de caramelo, tampoco creas que son de agua solamente. La realidad que vivimos en  la Ciudad de México es que las gotas de lluvia, en algunas ocasiones, cuando el aire está muy contaminado, contienen algunos componentes ácidos que dañan a la naturaleza y a todos los seres que dependemos de ella.

 

De todos los elementos que existen en nuestro planeta, el agua es de los principales a los que le debemos la vida y la de todos los seres que lo habitan. Muchas civilizaciones antiguas, por el gran valor de este elemento, se asentaron cerca de ríos, lagos, mares o arroyos, y la utilizaron para hidratar la tierra que les dio a cambio alimento en abundancia. Por eso, las civilizaciones, agradecidas por la lluvia y el agua, adoraron a deidades relacionadas con ella, entre ellos el muy conocido Tlaloc, dios de la lluvia, “néctar de la tierra”.

 

La lluvia trae vida a la ciudad. En esta temporada el ambiente se siente más fresco; las plantas, árboles, huertos y todo tipo de vegetación, crecen verdes, fuertes e hidratados; en los parques y los bosques se respira el rico petricor (aroma de tierra mojada); se ve a los pajaritos bañarse en los pequeños charcos que la lluvia deja a su paso; algunas veces, sobre todo en días soleados y lluviosos podemos observar fantásticos arcoiris, pero algunas veces nos revela algunos males que padece el medio que nos rodea y pide a gritos que lo dejemos de contaminar.

 

Cuando usamos el auto, cocinamos, miramos el celular o el televisor, al encender un foco, al producir energía eléctrica, al fabricar nuestros bienes o quemar leña, carbón o cualquier tipo de combustible fósil, emitimos grandes cantidades de dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx) a la atmósfera. Si las concentraciones de estos compuestos son elevadas, al mezclarse con agua en forma de lluvia, nieve o neblina, forman soluciones diluidas de ácido nítrico y sulfúrico; esta reacción provoca que el pH natural del agua disminuya y se acidifique; es decir, se produce lluvia ácida y literalmente ¡cae ácido del cielo!

 

No hace falta decir que este hecho tiene graves consecuencias para la naturaleza y los seres que dependemos de ella. Por ejemplo, al combinarse la lluvia ácida con aguas de lagos, ríos, arroyos, pantanos y otros medios acuáticos, eleva su nivel acídico e incrementa la toxicidad del hábitat de plantas, peces y otras especies acuáticas. Sin embargo, en un ecosistema interconectado, lo que afecta a algunas especies, con el tiempo termina afectando a muchas más a través de la cadena alimentaria 2

 

Pero el impacto de la lluvia ácida no se queda solo en el agua, cuando  llega a los suelos de cultivo y bosques, roba los nutrientes de la tierra y al mismo tiempo libera aluminio, el cual dificulta la absorción del agua por parte de la vegetación; los ácidos dañan sus hojas, importantes para el proceso de fotosíntesis. Como resultado, la lluvia ácida combinada con otros contaminantes reduce la resistencia vegetal a la acción de insectos, las bajas temperaturas, la sequía, el viento y las hace susceptibles a enfermedades 1.

 

Y así como la lluvia ácida hace enfermar al ambiente, también afecta nuestra salud, pues determinadas concentraciones de compuestos de azufre y nitrógeno de la atmósfera pueden dañar los sistemas respiratorio y cardiovascular, dando como resultado enfermedades o incluso la muerte 2.

 

Por increíble que lo parezca, la lluvia ácida tiene la capacidad de deteriorar edificios, puentes, construcciones, monumentos, materiales metálicos y equipos electrónicos. ¡Entonces, el Ángel de la Independencia, el Palacio de Bellas Artes y toda la arquitectura urbana también están en riesgo!

 

Si lo pensamos un poco,  no existen fronteras para el aire, por eso la contaminación atmosférica es una amenaza a nivel mundial, pues las emisiones contaminantes de un sitio lejano, puede viajar miles de kilómetros a través del viento y esparcirse por muchos lugares más. Por ello, está en cada persona llevar a cabo acciones que ayuden a mejorar la salud atmosférica de nuestro planeta y de todos los seres vivos que lo habitamos. 

 

La concentración de contaminantes atmosféricos depende del grado de emisiones de las diferentes fuentes. Su presencia disminuye cuando las precipitaciones son mayores, es decir, en temporada de lluvias, de mayo a octubre. Dependiendo de la intensidad y duración de la lluvia, se va limpiando el aire; ya que la lluvia transporta los elementos contaminantes hacia la tierra, cuerpos de agua y monumentos, ocasionando los graves efectos que mencionamos anteriormente.

 

Es importante aclarar que, si eres usuario del Sistema de Captación de Agua de Lluvia (SCALL), no debes preocuparte por la calidad del agua, pues el sistema cuenta con diferentes medidas para eliminar las impurezas, como el tanque recolector de primeras aguas y el resto de los filtros y mecanismos de purificación del  agua. Aún así, todos debemos colaborar para devolver a la lluvia su poder vital. 

 

Entonces, ¿qué hacer para frenar la lluvia ácida? La mala noticia es que, aunque detuvieramos la lluvia ácida hoy mismo, tendrían que pasar muchos años para que se eliminaran por completo sus terribles efectos. La buena es que, si todos cooperamos y emprendemos cuanto antes acciones para frenar la formación de lluvia ácida, estaremos cada día más cerca de acabar con este mal. La solución está en reducir las emisiones de los contaminantes que la originan. 

 

Afortunadamente, el Gobierno de la Ciudad de México, ha desarrollado diversos proyectos a través del Plan de reducción de emisiones del sector movilidad, que permitirán generar medios de transporte más sustentables y mejorar la tecnología existente para disminuir los contaminantes atmosféricos emitidos por los autos de combustible.

 

Estas son algunas acciones para disminuir nuestras emisiones contaminantes:  

  • Ahorrar energía eléctrica para disminuir la demanda de generación eléctrica en las centrales de generación y, a su vez, las emisiones que producen.
  • Evitar quemar leña o carbón.
  • Reducir el uso de automóviles particulares.
  • Usar el transporte público de cero emisiones, como el trolebús, cablebús, ECOBICI, STC Metro.
  • Caminar siempre que sea posible. 
  • Convertir el uso de la bicicleta en algo cotidiano, para mejorar la calidad del aire y cuidar nuestra salud. ¡Únete al paseo ciclista Muévete en Bici!

 

Ahora ya lo sabes, si las gotas de lluvia solo son de agua, será el reflejo de que estamos mejorando la calidad de nuestro aire y, a la vez, nuestra calidad de vida. Al reducir las emisiones podremos cantar, bailar, caminar y disfrutar de la lluvia y mantener al planeta con una mejor salud ambiental.

 

 

 

  1. National Geographic. ¿Qué es la lluvia ácida y por qué se produce? Fecha de consulta, 14 de junio de 2022. https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/lluvia-acida
  2. Calidad del aire-SEDEMA. Contaminación y tu ciudad: Lluvia ácida. Fecha de consulta, 14 de junio de 2022. http://www.aire.cdmx.gob.mx/default.php?opc=%27Y6BhnmKkaA==%27
  3. Garcés y Hernández. La lluvia ácida: un fenómeno fisicoquímico de ocurrencia local. Revista Lasallista de Investigación - Vol. 1 No. 2. Fecha de consulta 17 de junio de 2022. http://repository.unilasallista.edu.co/dspace/bitstream/10567/190/1/67_72%20lluvia%20acida.pdf
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