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Crónica de una biznaga extinta


¿Por qué será que las películas, cuentos e historias que retratan o dibujan a México en escenas, siempre están ilustradas con cactus, biznagas o suculentas? Quizá porque no están muy alejados de la realidad, ya que nuestra tierra es el país con mayor diversidad  de cactáceas en el mundo, pues cuenta con 850 especies.

Las cactáceas tienen una serie de adaptaciones que les permiten vivir en ambientes cálidos y áridos: sus tallos suculentos funcionan como almacenes de agua; sus espinas las protegen y les permiten reflejar parte de la luz solar de forma directa; realizan la fotosíntesis durante la noche para que en el día no pierdan agua al transpirar. Son unas plantas que nos muestran las maravillosas formas que toma la vida. 

Al sur de la Ciudad de México yacen parte de los últimos ejemplos de vegetación endémica de la zona conurbada de nuestra ciudad, la cual contiene numerosas especies de cactáceas, vegetación y ejemplares animales. Nos referimos a la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel de Ciudad Universitaria (REPSA), un ecosistema que alberga 237 hectáreas de matorral xerófilo de palo loco en donde habitan más de 1500 especies animales y vegetales, entre ellas destaca una de las cactáceas más especiales que existe en el Valle de México: la Mammillaria san-angelensis, mejor conocida como la Biznaga de San Ángel.

¿A qué se debe su importancia? La Mammillaria san-angelensis es una especie endémica de la REPSA, quiere decir que si desaparece de ahí, desaparece de la faz de la tierra y, actualmente, su población está prácticamente casi extinta1. Un cactus en forma de cilindro con un pequeño tallo, que llega a medir hasta los 12 cm de altura y 7 cm de diámetro. Sus protuberancias del tallo (tubérculos) tienen un color verde claro y su cuerpo tiene pelitos que se conocen como lana. Sus flores son pequeñas campanas color carmín y nacen entre septiembre y octubre. 
Esta pequeña cactácea tiene una estrecha relación con los polinizadores, especialmente con los insectos como las catarinas, escarabajos y abejas, que, como ya sabes, dispersan sus semillas para generar el proceso de reproducción de los ejemplares.

Un dato interesante de la Biznaga de San Ángel es que sus flores son hermafroditas, ¡así es! La flor tiene órganos femeninos y masculinos, de manera que los polinizadores, al sentirse atraídos por el bello color de sus pétalos, se alimentarán de la flor y, mientras esto sucede, depositarán algunos granos de polen en el pistilo. Una vez que hayan terminado, en sus patitas llevarán una valiosa carga: polen, el fertilizante de otras flores. Como ves, es un ciclo donde ambas especies, animales y vegetales, se ayudan unas a otras y mantienen un equilibrio ecológico. 

Además, brindan distintos servicios ambientales entre los que destacan refugio y hábitat para organismos o pequeños mamíferos, entre ellos roedores y, a veces, murciélagos, aves, reptiles y un gran número de insectos.

Lamentablemente, debido a su atractivo como planta de ornato, esta especie fue extraída de su hábitat para ser comercializada de manera ilegal por colectores o cultivadores de cactáceas por su alto valor en el mercado, esto ocasionó que su población quedara prácticamente extinta. Sumemos que su hábitat enfrenta, a lo largo del año, temporadas de incendios debido a las altas temperaturas en la ciudad (consecuencia del cambio climático y de la gran cantidad de zonas con cemento y pavimento) y reduce considerablemente sus poblaciones, si no mata inmediatamente a las biznagas como tal, sí al suelo que habitan, sus nutrientes y, por lo tanto, les espera una muerte segura.

Si no hacemos algo para preservar la biznaga de San Ángel, estaríamos perdiendo a una especie única y nativa de nuestra ciudad, al mismo tiempo que repercutiría en la constitución del ecosistema del Pedregal, los polinizadores perderían un eslabón más de su cadena alimenticia y algunos insectos u organismos se quedarían sin hogar. 

¿Qué podemos hacer para evitar esta catástrofe? Primero, no compremos ejemplares sin antes saber de qué especie se trata, si es endémica o se encuentra en peligro de extinción y su procedencia. Después, podemos cuidar de algunas especies de cactus, biznagas o suculentas. ¿Cómo? Podemos adoptarlos en el Centro de Adopción de Plantas Mexicanas en Peligro de Extinción, donde te guiarán en el proceso de adopción y constantemente realizarán monitoreos para observar su cuidado y preservación.

No sólo escribamos cartas a la Biznaga de San Ángel porque se quedarán sin abrir, mejor ayudemos a su preservación y a mejorar la calidad de su medio ambiente.





1 Valverde, Teresa; Chávez, Víctor. (2009) Mammillaria (Cactaceae)
como indicadora del estado de conservación del ecosistema 


Valverde, Teresa; Chávez, Víctor. (2009) Mammillaria (Cactaceae)
como indicadora del estado de conservación del ecosistema, en línea
www.repsa.unam.mx/documentos/Valverde_y_Chavez_2009_Mammillaria.pdf 
Enciclovida. Biznaga de San Ángel, en línea
enciclovida.mx/especies/202528-mammillaria-haageana-subsp-san-angelensis 





 

 

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