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El problema de consumir

Lo de hoy es usar y tirar. Todo es momentáneo, efímero, fugaz, desechable. Estamos atrapados en un deseo insaciable de adquirir "cosas nuevas".

Muchos de los productos que utilizamos actualmente tienen una vida útil muy corta. La producción de bienes, mercancías y servicios es tan elevada, que las empresas que los elaboran y proporcionan necesitan darles salida rápidamente para seguir produciendo y ganando.

En general, las y los ciudadanos vivimos comprando continuamente, a veces endeudados por cosas innecesarias y de corta vida útil, sin pensar en nuestras verdaderas necesidades.

¿Alguna vez te has preguntado por qué la ropa pasa de moda tan rápido? Porque la publicidad y los medios de comunicación moldean nuestros hábitos de consumo al hacernos creer que debemos comprar cosas que NO necesitamos, reforzando la adquisición indiscriminada de artículos varios.

El 30% de nuestros residuos diarios corresponden a: envolturas, envases y empaques, botellas, bolsas, cajas, papel y cartón, entre otros, por ejemplo:

Un café
Esta simple acción cotidiana implicacaja de galletas el uso de hasta 8 productos más:
vaso, tapa, popote, cuchara, servilleta, sobres de azúcar y crema ¡hasta un cartón corrugado para evitar que
el vaso nos queme!

Este acelerado modo de producir, consumir y desechar ha rebasado la capacidad de soporte de nuestro planeta. Por eso, hoy más que nunca, debemos ocuparnos de aminorar nuestro impacto.

Separar los desechos es una manera consciente y socialmente responsable de cuidar nuestro medio ambiente, pues facilitamos el reciclaje de sus componentes que, de otra manera, terminarían en un relleno sanitario, contaminando el suelo, el aire y el agua.

Reciclar es una buena idea, porque así le damos una segunda oportunidad a los desechos que generamos. No obstante, la mejor solución al problema de la basura es reducir nuestro consumo y cambiar nuestro estilo de vida.

Esto no es tan complicado como parece, pero sí requiere de voluntad, constancia y compromiso para adquirir sólo aquellos productos que realmente necesitamos.

Antes de comprar algo siempre pregúntate: ¿Realmente necesito este producto?, ¿lo puedo conseguir sin empaques?, ¿está hecho a partir de material reciclado o reciclable?, ¿lo puedo pedir prestado, rentar o comprar de segunda mano?, ¿es fácil su mantenimiento y se puede reparar?, ¿proviene de mi región o cruzó medio mundo para que yo lo tenga entre mis manos?